Un artículo de Federico Romero Díaz para HRA.
Trajano nació en Itálica, en la actual España, Marco Ulpio Trajano destacó como un brillante estratega militar antes de ser adoptado por el emperador Nerva. Su popularidad entre el ejército y el pueblo romano lo convirtieron en el candidato ideal para sucederlo, asegurando la estabilidad del Imperio.
Trajano renuncia a su capa para que se utilice en vendajes tras la batalla de Tapae.( Il.Carta del juego. Arte provisional) |
Su reinado estuvo marcado por grandes conquistas, especialmente la de Dacia, un reino rico y bien organizado que había resistido a Roma en tiempos de Domiciano. Tras dos campañas, la victoria fue total: la capital, Sarmizegetusa, fue arrasada y los tesoros dacios llenaron las arcas romanas. Con estas riquezas, Trajano emprendió ambiciosas obras públicas, construyendo un nuevo foro y la icónica Columna de Trajano, que aún hoy narra su victoria en piedra.
Mapa del imperio romano durante la época de Trajano, cuando alcanzó su máxima expansión. |
Más tarde, impulsado por el deseo de igualar las gestas de Alejandro Magno, lanzó una campaña contra los partos. Logró llegar hasta Susa, pero una serie de revueltas en Egipto y Oriente lo obligaron a retirarse. Murió en el año 117, dejando un imperio en su máxima expansión territorial y un legado de estabilidad.
Pompeya Plotina: Aliada y Esposa
Casado con
Pompeya Plotina antes de ascender al trono, su matrimonio fue más una alianza
política que una unión basada en la descendencia, pues nunca tuvieron hijos. A
pesar de ello, su relación fue de profundo respeto y colaboración. Plotina era
una mujer culta y admirada, interesada en la filosofía y la política, y su
influencia en la corte fue notable. Se le atribuye haber facilitado la adopción
de Adriano como sucesor, asegurando la continuidad del gobierno tras la muerte
de Trajano.
Los
escritores de la época, como Plinio el Joven y Dión Casio, la describen como
una emperatriz virtuosa y sencilla, preocupada por el bienestar del pueblo. Su
nombre fue inmortalizado en la ciudad de Plotinópolis, fundada en su honor en
la provincia de Tracia.
Vicios y Placeres de un Emperador
La percepción romana de la sexualidad no era estática; evolucionó con el tiempo, marcada por cambios culturales y políticos. En los primeros siglos de la República, las normas eran estrictas: solo las relaciones entre un hombre y una mujer eran aceptadas. La homosexualidad y la pederastia, aunque practicadas en Grecia, eran vistas con recelo por los sectores más conservadores de Roma.
Con la influencia helénica, la tolerancia aumentó, especialmente entre las élites. Para los romanos, la clave estaba en la jerarquía: el rol activo era aceptable, mientras que asumir una posición pasiva podía ser motivo de desprestigio. Los esclavos, considerados propiedad, eran utilizados sin restricciones, y la moral romana se centraba más en el rol desempeñado que en la orientación sexual en sí. La legislación reflejó estos valores con leyes en el siglo II a.C como la Lex Scantinia que regulaba la pederastia. En el 17 a. C Augusto promulgó la Lex Iulia de adulteriis coercendis, que buscaban regular la moralidad pública y frenar costumbres consideradas impropias, aunque en la práctica solo penaba el adulterio femenino..
Juvenal criticaba la hipocresía de los romanos que condenaban ciertos comportamientos en público pero en privado practicaban lo que el llama "sexualidad pasiva". La visión sobre las relaciones lésbicas, sin embargo, era aún más restrictiva, con escasos testimonios y generalmente en un tono de desaprobación.
Detalle en la copa Warren de un joven siendo penetrado por un hombre. |
Aunque las fuentes coinciden en que Trajano no abusó de su poder para fines personales, sí se le atribuyen ciertos excesos. Dión Casio y Aurelio Víctor mencionan su afición por el vino y su inclinación por los jóvenes, algo común en la cultura helenística. A diferencia de otros emperadores, supo mantener sus placeres en el ámbito privado sin afectar su imagen pública ni la estabilidad del gobierno.
Las referencias literarias a la práctica de la homosexualidad entre la élite romana entre el siglo I a.C y el II d.C son constantes. Catulo se vanagloriaba de sus hazañas amorosas con otros hombres. Cicerón cantó los besos que recogía de los labios de su esclavo y secretario. Virgilio se inclinaba exclusivamente por los hombres y otros como Horacio, afirmaban que disfrutaban del amor con ambos sexos.
Adriano no permanecerá ajeno a la atracción que los adolescentes e incluso a veces niños, ejercieron sobre muchos emperadores romanos. Trajano, al igual que Domiciano, disponía de un grupo de jóvenes “pajes” que atendían las necesidades del emperador. La historia Augusta nos cuenta que sus relaciones con Trajano no siempre fueron buenas debido a que, siendo aún muy joven, Adriano mantuvo relaciones con alguno de estos adolescentes destinados al servicio exclusivo del emperador. Cuando Trajano se enteró, se enojó con su sobrino y solo la influencia combinada del poderoso senador y tres veces cónsul, Lucio Coceyo Nerva y de la emperatriz, lograron solventar la disputa. Desconocemos cómo se resolvió la cuestión y si Adriano renunció finalmente a continuar sus amoríos con el paje de Trajano.
Las fuentes
coinciden en que, a pesar de sus debilidades personales, Trajano supo mantener
la dignitas imperial intacta. Su afición por la bebida, otra de sus debilidades, no afectó su juicio, y
su vida privada nunca escandalizó a la sociedad romana en la medida en que lo
hicieron otros emperadores menos prudentes.
La Imagen de Trajano en la Posteridad
Uno de los aspectos
más interesantes de Trajano es cómo ha sido recordado a lo largo de los siglos.
En la Roma antigua, su legado quedó grabado en monumentos y textos históricos,
y fue ensalzado como un ejemplo de buen gobierno. Posteriormente, en el
Renacimiento y la Edad Moderna, fue visto como un modelo de liderazgo militar y
civil. Su gobierno inspiró a pensadores políticos y estrategas, y su nombre ha
sido citado como sinónimo de eficiencia y grandeza.
El Foro de Trajano en Roma fue construido por el arquitecto preferido del emperador, Apolodoro de Damasco. |
Incluso en
el ámbito cristiano, Trajano recibió un trato especial. Según una leyenda
medieval, el Papa Gregorio I rezó por su alma y logró que fuera redimido y
admitido en el cielo, un privilegio casi inédito para un emperador pagano. Este
relato, aunque carece de base histórica, refleja la admiración que incluso los
cristianos medievales sentían por su figura.
Trajano es recordado como uno de los mejores emperadores de Roma. Su administración eficiente, sus conquistas y su política de obras públicas consolidaron su imagen como un gobernante ejemplar. A lo largo de los siglos, su nombre ha sido sinónimo de buen gobierno y expansión, un referente para los emperadores que le sucedieron.
No obstante, como todo personaje histórico, su legado es complejo. Más allá de la propaganda oficial, sus debilidades y sus relaciones personales muestran a un hombre que, aunque excepcional en su tiempo, no estuvo exento de contradicciones. Su historia es la de un líder que supo equilibrar el poder, el deber y el placer sin comprometer la grandeza de Roma.
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