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jueves, 13 de junio de 2024

EL CURSUS HONORUM DEL DIVUS JULIUS.

 

El Cursus Honorum del Divus Julius

Una colaboración de Francisco Jesús Calvo Falce para Historia y Roma Antigua

       Divus Julius, el Divino Julio, El Divino César1. ¿Qué forma de ser debió tener un hombre para que fuera divinizado por sus conciudadanos? O más bien, ¿cuál tuvo que ser su obra para que dejara tal impronta en la sociedad como para elevarlo al panteón de los dioses? Esa persona fue Julio César. Antes de llegar al momento histórico en el que desarrolló sus políticas públicas, tuvieron lugar una serie de hechos y acontecimientos que le permitieron llegar a alcanzar la posición de privilegio a partir de la cual conseguiría ocupar el poder absoluto en Roma como Dictador, entendiendo tal título en el contexto de la cultura clásica. Así pués, el objeto de la presente exposición es exponer cómo se produjo el ascenso del futuro dictador tras ocupar diversos cargos en un cursus honorum2 plagado de metas impuestas por el propio Julio César, en principio inalcanzables, aunque a la postre se las ingeniase para llegar a conseguirlas.



Imagen 1. Busto de Julio César


       Su carrera pública comenzó en el año 84 a.C., a los 16 años, durante el consulado de Cinna (padre de Cornelia, primera esposa de Julio César), cuando fue nombrado flamen dialis. Ese mismo año, Sila, del partido de los optimates3, derrotó a Mario el joven (primo de César) y entró en Roma. Sila sancionó a todos los seguidores de Mario (casado con Julia, tía de César) con la  pérdida de sus privilegios. César fue cesado de su nombramiento y, en definitiva, ante la posibilidad de poder ser anulado el perdón conseguido y ser ajusticiado al igual que Cinna o Mario, decidió partir de Roma.


       Viajó a Oriente donde tuvo su primera experiencia militar en la guerra contra Mitrídates VI. Pasó un tiempo en la corte del rey Nicomedes IV en Bitinia y llegó a ser apresado por los piratas, a los cuales capturó y ajustició una vez fue rescatado. Por el valor desempeñado en la guerra se le condecoró con la corona cívica. Tras la muerte de Sila (78 a.C.) volvió a Roma y ejerció como abogado y, aunque no ganó todos su casos, se dio a conocer como orador. En el 73 a.C., a la muerte de su tío, fue nombrado pontífex, con lo que entró a formar parte del Colegio de Pontífices.


       En el 69 a.C. murieron su esposa Cornelia al dar a luz, junto con su hijo, pocos días después, y su tía Julia. César organizó funerales públicos con los que desafió las leyes de Sila al estar presente imágenes tanto de Cinna, como de Gayo Mario y Mario el Joven, lo cual le granjeó el apoyo de los plebeyos y del grupo de los populares, en contraposición a la postura adoptada por los optimates. Tras ser elegido en los Comicios del 69 a.C. como cuestor4 le correspondió un cargo en la provincia romana de Hispania Ulterior, donde conoció a Lucio Cornelio Balbo, futuro consejero y amigo de César.



Imagen 2 y 3: Gayo Mario (izquierda) y Lucio Cornelio Sila (derecha). Gliptoteca de Munich.


       De nuevo en Roma, César obtuvo su primer cargo del cursus honorum en la propia ciudad: fue nombrado edil curul5 en el año 65 a.C. Entre las muchas potestades y obligaciones que le confería el nuevo nombramiento se encontraba la organización de los juegos en el Circo Máximo. Fue aquí donde César comenzó a atraer a su futura causa a la plebe, cuando, ante la escasez del presupuesto público financió los espectáculos con fondos personales; su aportación estuvo por encima de la realizada por anteriores personas que ocuparon el mismo cargo, sin que para ello le importara adquirir una gran deuda en pos del triunfo y metas superiores en su carrera política. Llegó incluso a organizar una naumaquia6 para lo cual mandó desviar el curso del río Tíber para que inundara el Campo de Marte7.



Imagen 4: Naumaquia en el Coliseo de Roma (óleo sobre lienzo de Ulpiano Checa)


       En el año 63 a.C. fue elegido Pontifex Maximus, puesto que le permitió presidir el Colegio de Pontífices lo que le dio nuevas potestades que debieron asumir tanto a él como su esposa, Pompeya, quien era responsable de organizar la Bona Dea, noche exclusivamente femenina en la que se descubrió que Clodio entró en la casa de César disfrazado de mujer con objeto de yacer con la esposa de éste. Su mujer fue declarada inocente por César y, aun así, Pompeya recibió una orden de divorcio de su esposo alegando que: 'La mujer de César no sólo debe ser honrada; además debe parecerlo'.


       Durante el consulado de Marco Tulio Cicerón (año 63 a.C.) se produjo la conjuración de Catilina, que ante el intento fallido de destituir a los magistrados electos y reducir el poder senatorial, se le permitió asistir, tanto a él como a quienes le ayudaron, a la sesión del Senado en la que se debatiría la pena impuesta a los conjurados. Ante la brillante exposición oratoria de César promoviendo la negativa a la pena de muerte de los conjurados se presentó la adversidad de Catón, que consiguió que se les declarara culpables y fueran ajusticiados. César fue acusado de participar en la conspiración aunque no llegó a ser probado tal hecho.


Imagen 5: Cicerón ante el Senado contra Catilina (imagen de Maccari)

       El 62 a.C. fue nombrado praetor urbanus8 y tras ese año, en el que tuvo nuevas disputas con Catón, fue nombrado propaetor de Hispania Ulterior. En el transcurso de ese año materializó pequeñas campañas contra Lusitania que le suministraron cierto botín con el que pudo hacer frente a parte de sus deudas. El Senado le concedió un triunfo, por sus éxitos militares, aunque no pudo disfrutarlo en un primer momento debido a su ambición por seguir creciendo en su carrera política. Así, abandonaría la provincia antes de llegar su sustituto, aunque no podía entrar en Roma antes de celebrar su triunfo, por lo que decidió enviar emisarios que presentaran su candidatura al consulado. Como resultó que Catón, portavoz del grupo optimate, se las ingenió para seguir hablando y así evitar que se aprobara la solicitud remitida por César, ante ello, el futuro dictador decidió prescindir de su triunfo y realizar su candidatura personalmente.


       Pompeyo ya había tratado de comprar a su clientela y a los votantes para conseguir los dos consulados. Por su parte los optimates propusieron a Marco Calpurnio Bíbulo. Finalmente el año 50 a.C. fueron elegidos Julio César y Bíbulo. La actitud de Catón ante cualquier presentación de normativa por parte de César, sobre todo, ante la presentación de una propuesta de ley agraria para el reparto de tierras a los veteranos de Pompeyo, ocasionó que César la presentara ante los Comicios, aunque en definitiva llegaron a ser aprobadas en el Senado con el apoyo de Craso (partidario de los optimates). Quedó así constituido el primer triunvirato, favorecido por el dinero y prestigio de Pompeyo, la intención de Craso de ser procónsul9 y la idea de César de conseguir el mando de una provincia que le permitiera continuar su carrera política. Ante el veto de Bíbulo y sus partidarios ante las leyes presentadas por César, éste  llevó sus proyectos a los Comicios donde fueron aprobados gracias al apoyo físico de los veteranos de Pompeyo. Bíbulo terminó por no salir de casa, con lo cual quedó sólo César en el consulado.




Imagen 6 y 7: Cneo Pompeyo Magno (izquierda - Museo del Louvre)) y Marco Licinio Craso (derecha - Gliptoteca Ny Carlsberg de Copenhague).


       Tras su año de consulado César fue nombrado procónsul de las provincias de Galia Transalpina e Iliria en principio y, posteriormente, de la Galia Cisalpina, por un periodo de cinco años. Se aprovechó de una posible amenaza de los helvetios para iniciar lo que fue conocido como Guerra de las Galias (58-49 a.C). Hizo alarde de unas grandes dotes para la estrategia y para la guerra. Mediante rápidos traslados, en los que participaba como cualquier otro soldado, las tropas conseguían la capacidad de sorprender al enemigo. En las batallas no dudaba, si era necesario, en participar activamente en primera línea. Consiguió otros cinco años gracias al acuerdo de que Pompeyo y Craso ocuparan plaza de consúles, lo que supuestamente limó la crisis política existente en el triunvirato. La muerte de Julia de parto (esposa de Pompeyo e hija de Julio César) y la muerte de Craso en batalla acabaron por romper el triunvirato. La guerra de las Galias finalizó tras el sitio de Alesia, en el que las legiones de César vencerían al ejército galo del caudillo Vercingétorix..


Imagen 8: rendición del caudillo Verncigétorix ante Cayo Julio César (obra pictórica de Lionel Royer)


       El poder de César era mal visto por muchos de los senadores, por lo que se opusieron a que volviera a Roma como cónsul, ya que de ese modo no podrían juzgarlo por los delitos que hubiera cometido durante su consulado. Intentaron apartarlo de su mando en las Galias antes de la fecha límite de su mandato, aunque Curio, tribuno de la plebe, consiguió vetar todas las propuestas senatoriales de esa índole. De este modo empezaba a producir su fruto el dinero que César, durante todos los años de campaña, había enviado a Roma para asegurar que fueran elegidos como magistrados personas adeptas a su causa. Igualmente ocurrió cuando Marco Antonio ocupó el puesto de tribuno. Ante la propuesta del Senado a César de licenciar a sus legiones o ser declarado enemigo público envió a Marco Antonio al Senado con una misiva en la que se declaraba amigo de la paz y proponía que tanto él como Pompeyo abandonaran sus mandos. Metelo Escipión ratificó la alternativa a César y Marco Antonio, Celio y Curio abandonaron Roma, en la que se había declarado el estado de emergencia.

       Pompeyo recibió poderes excepcionales y se le instó para traer las tropas que había reclutado a Roma. César, acompañado de la XIII Legión cruzó el Rubicón con lo que se inició la guerra civil. Pompeyo se retiró a Grecia y César decidió hacer frente en primer lugar a las legiones de Pompeyo en Hispania a las que venció en la batalla de Ilerda. Posteriormente venció a las tropas de César en Dirraquium y Farsalia. Pompeyo fue a Rodas y Metelo y Catón al norte de África.


Imagen 9: Cleopatra y César (obra de Jean-Léon Gérôme)


       César, al regresar a Roma fue nombrado dictador vitalicio y desde allí se dirigió a Egipto donde, tras tener conocimiento de que Pompeyo había sido asesinado, intervino en la política egipcia, donde gobernaba Cleopatra junto a hermano y esposo Ptolomeo XIII. Exigió además la deuda que Egipto había contraído con Roma en épocas anteriores en trigo y aceite. Tras vencer en la batalla de Zela a Farnaces, rey del Ponto, tuvo lugar la batalla de Tapso (46 a.C.) en la cual fallecieron Metelo Escipión y Catón. Los hijos de Pompeyo y el anterior legado de César, Tito Labieno, huyeron a las provincias de Hispania.


Imagen 10: Disposición de los ejércitos en la batalla de Tapso, según grabado del siglo XVII.

       En ese momento, julio del 46 a.C., César regresó a Roma y desarrolló unas políticas, tanto interior como exterior, que a pesar de los logros que supondrían para Roma, no impediría que el 15 de marzo del año 44 a.C. fuera asesinado por miembros del Senado, lo cual no supuso el olvido de su persona, llegando a ser declarado miembro del panteón de dioses romanos, de ahí que Suetonio llame al capítulo dedicado a Julio César en su Vida de los dode Césares con el título de Divus Iulius.


Imagen 11: Asesinato de Julio César (óleo sobre lienzo de Vincenzo Camuccini)

NOTAS

[1] Para la vida de César se han consultado las siguientes obras:

SUETONIO, Vidas de los doce Césares. Vol. I. Barcelona, Editorial Gredos S.A., 2008, pp. 3-101.

PLUTARCO, Vidas paralelas: Alejandro Magno-Julio César. Vol. 6. Barcelona, Editorial Gredos S.A., 2008, pp. 126-210.

[2] La organización política en Roma:

https://bloglatin.wordpress.com/wp-content/uploads/2020/09/2.-la-organizacion-social-y-politica-de-roma-con-imagenes.pdf.

[3] Grupo conservador.

[4] Especie de ministros de Hacienda que cuidan de la Hacienda pública, llevan las cuentas y registros de los ingresos y gastos del Estado, vigilan la recaudación de impuestos, acompañan al ejército para ocuparse de los gastos, de la intendencia militar y de la paga de los soldados, entre otras competencias (ver nota 2).

[5] Funcionarios municipales con funciones de policía e inspección de calles y mercados, se ocupaban del abastecimiento de la ciudad y de la organización de los juegos públicos. Este último cometido era importante para ellos, pues gracias a él podían ganarse los votos del pueblo para magistraturas superiores. Por eso ponían un cuidado especial en la organización de los espectáculos, gastando a veces su propio dinero para darles mayor esplendor (ver nota 2).

[6] Representación teatral de una batalla naval con birremes, trirremes y cuatrirremes reales.

[7] MUÑOZ-SANTOS, M.E.: "Naumaquias en Roma: batallas navales en la capital del Imperio". National Geographic Historia. nº. 151. Barcelona, RBA Ediciones, 2012. pp. 58-67.

[8] Su función principal consistía en presidir los tribunales de justicia. El más importante, el Praetor urbanus, administra justicia en Roma a los ciudadanos romanos. Otros desempeñan su cargo en provincias (ver nota 2).

[9] Los Cónsules eran dos y ostentaban el poder supremo. Son generales en jefe del ejército, presiden el Senado y tienen poder ejecutivo. Cuando cesaban podían optar a ser procúnsoles o gobernadores de provincias con mando militar en ellas (ver nota 2).

BIBLIOGRAFÍA.

Textos clásicos griego-latinos:

SUETONIO, Vidas de los doce Césares. Vol. I. Barcelona, Editorial Gredos S.A., 2008, pp. V-XXXI (introducción de Picón García, V.) y 3-101.

PLUTARCO, Vidas paralelas: Alejandro–César. Vol. VI. Barcelona, Editorial Gredos, S.A., 2008.

Otros textos:

La organización social y política de Roma, http://bloglatin.wordpress.com, disponible en https://bloglatin.wordpress.com/wp-content/uploads/2020/09/2.-la-organizacion-social-y-politica-de-roma-con-imagenes.pdf (consultado el 08/06/2024).

MUÑOZ-SANTOS, M.E.: "Naumaquias en Roma: batallas navales en la capital del Imperio". National Geographic Historia. nº. 151. Barcelona, RBA Ediciones, 2012. pp. 58-67.

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