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jueves, 16 de mayo de 2024

LA CUEVA DE LOS MURCIELAGOS O LA MODA ATEMPORAL DE LA PREHISTORIA.

 Un texto de Carolina Cabrero González para HRA.

La Cueva de los Murciélagos (Albuñol, Granada) fue descubierta a inicios del siglo XIX debido a la actividad minera, lo que dio pie enseguida al descubrimiento en su zona más profunda de los restos momificados de 68 individuos enterrados durante el mesolítico y el neolítico junto a numerosos elementos de ajuar. Entre estos elementos destaca un alto número de objetos realizados en esparto que han podido estudiarse pormenorizadamente en la actualidad dando lugar a gran cantidad de nueva información sobre las sociedades de la Prehistoria Reciente.  

 

En esta ocasión vamos a tratar un tema prehistórico que podría pasar perfectamente por actual. Como decía Yves-Saint Laurent, “un buen diseño puede soportar la moda de 10 años”, y algunos parece que pueden aguantan bastante más, incluso varios milenios.

En este número vamos a referirnos a la Cueva de los Murciélagos de Albuñol, en la costa granadina. 


Figura 1. Vista de la entrada de la Cueva de los Murciélagos.

Esta cueva fue descubierta en 1831, siendo el principal atractivo inicial la enorme presencia de murciélagos y, por ende, de guano. El guano, para aquellos lectores que no conozcan este material, es la acumulación de excrementos de murciélago, que resulta ser un magnífico abono para los cultivos. Este elemento fue extraordinariamente demandado y utilizado a lo largo del siglo XIX en las explotaciones agrícolas que iban siendo cada vez más intensivas en el nuevo mundo industrial, por lo que pasó a convertirse en un material muy preciado. De esta manera, encontrar guano en aquellos tiempos sería semejante a encontrar petróleo, por lo que se dio inicio de forma inmediata a la explotación de la cueva para comerciar con este elemento. Durante estos primeros trabajos, se encontró también presencia de vetas de plomo, lo que llevó a la total explotación de este espacio. Es aquí donde viene lo interesante: en plena fiebre del guano y de la minería, en la zona más profunda de la cueva, se encontró el enterramiento de hasta 68 individuos de diversas edades perfectamente momificados acompañados de elementos textiles y de objetos de ajuar, como cestos en los que se habrían depositado ofrendas a los difuntos. Seguramente si esto hubiera sido todo lo que se encontró junto a los enterramientos, la situación habría sido bastante diferente, pero se dio la mala suerte de que uno de los inhumados presentaba también una diadema de oro, lo que dio pie al saqueo y destrozo de este hallazgo excepcional. Tanto es así que, de esos 68 individuos iniciales, sólo se ha conservado un cráneo infantil, actualmente custodiado en el Museo Arqueológico Nacional.



Figura 2. Dibujos realizados por Manuel de Góngora y publicados en 1868.

Esta sería la dramática situación que se encontró Manuel de Góngora y Martínez, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Granada, cuando llegó a la cueva y se dispuso a estudiar los restos que en ella se habían encontrado (los pocos que se habrían salvado por su escaso valor material). Este arqueólogo publicó en 1868 Antigüedades prehistóricas de Andalucía, una obra pionera en la arqueología del sur peninsular, y en ella le dedica una gran parte de las páginas a la Cueva de los Murciélagos. Por supuesto, hay que tener en cuenta que los saqueadores que habían desvencijado la cueva no habían pensado en una posible cronología prehistórica, únicamente habrían considerado el valor económico del descubrimiento. Es precisamente Manuel de Góngora el primero en considerar el origen neolítico de los enterramientos y de los objetos junto a ellos encontrados. Como suele suceder ante los casos de hallazgos tan extraordinarios, la comunidad científica no se terminó de creer completamente la hipótesis de este arqueólogo y, de hecho, hubo que esperar hasta 1970 para que el carbono 14 certificase esta suposición.



Figura 3. Algunos de los cestos conservados de la Cueva de los Murciélagos.

Recientemente se ha iniciado un nuevo proyecto liderado por la Universidad de Alcalá de Henares y la Universidad Autónoma de Barcelona con el objetivo de estudiar los elementos realizados sobre material orgánico (madera, caña, esparto) encontrados en la Cueva de los Murciélagos y amortizados como parte del ajuar junto con los difuntos. Concretamente se han estudiado mediante técnicas modernas un total de 76 objetos, fundamentalmente realizados en esparto. ¿Cuál es la importancia de estos materiales? La Prehistoria se ha estudiado y definido tradicionalmente por los elementos fabricados en este período sobre materiales no perecederos, fundamentalmente, la piedra, ya que es prácticamente el único elemento que puede resistir miles de años sin deteriorarse o desaparecer. De ahí la clasificación en Paleolítico (piedra antigua) y Neolítico (piedra nueva). Por supuesto, esto significa que tenemos una visión bastante sesgada de lo que era la vida cotidiana de las comunidades prehistóricas. Son muy pocos los casos en los que se ha podido recuperar materiales orgánicos, en este caso, el extraordinario descubrimiento viene posibilitado por las condiciones anormales de la cueva, fundamentalmente, la falta de humedad y la enorme sequedad, que han permitido la momificación natural tanto de los cuerpos como de los elementos orgánicos. En consecuencia, se trata de un contexto único que permite el análisis de materiales que habitualmente no pueden observarse.

¿En qué consiste este hallazgo? Concretamente, junto a los 68 inhumados se encontraron una gran cantidad de objetos y utensilios realizados en madera y elementos vegetales, como mazos y otras herramientas, así como cestos y, lo que resulta más sorprendente, sandalias. Gracias a este nuevo proyecto y al estudio pormenorizado de estos materiales se ha conseguido obtener nueva información. Por ejemplo, si bien buena parte del enterramiento se realizó en período neolítico, se ha podido saber gracias a las nuevas dataciones radiocarbónicas que esta cueva fue utilizada desde el período mesolítico. Es decir, los enterramientos se fueron sucediendo durante un período muy largo, entre el 7500 y el 4200 ANE. Esto significa también que los individuos enterrados no respondían a las mismas tradiciones culturales: los primeros enterrados mesolíticos, eran cazadores-recolectores, mientras que los siguientes, neolíticos, lo que habrían sido agricultores y pastores. Los cestos de esparto, concretamente, pertenecerían a los primeros, lo que significa que serían similares a los mismos cestos que utilizarían para recolectar, aunque en este caso se depositaron nuevos, sin ninguna señal de uso práctico, y con ofrendas de semillas y plantas. Las sandalias, también realizadas en esparto, se corresponden con los individuos posteriores, los agricultores, y sí tenían señales de uso, lo que significa que probablemente sería el propio calzado que habrían utilizado en vida los individuos enterrados. En la mayor parte de los casos únicamente se conserva la suela, pero en varios ejemplares se conserva parte de las tiras que habrían servido para atar la sandalia al tobillo, tal y como hacemos hoy en día.



Figura 4. Uno de los pares de sandalias conservados.

Casi todas las sandalias encontradas serían de individuos infantiles, correspondiéndose por lo general a nuestra talla 37 actual. Este hallazgo resulta aún más sorprendente ya que son el calzado más antiguo encontrado en Europa, siendo especialmente destacable su extraordinario estado de conservación.

Una de las cosas que llaman la atención es que, a pesar de las diferencias cronoculturales de los individuos enterrados entre el mesolítico y el neolítico, ambos tipos de población compartieron la utilización de las fibras vegetales, concretamente, del esparto. No sólo eso: el esparto es aún hoy un material muy utilizado en todo el entorno del sudeste de la Península Ibérica, aunque, como sucede con muchas de las tradiciones y artesanías, este trabajo se ha perdido desde las últimas décadas del s. XX a la par que decaía la vida rural. No obstante, dentro de las necesarias dinámicas ecologistas que se promueven en la actualidad se están recuperando este tipo de materiales tan “verdes” y cuya elaboración no genera ningún impacto en el ambiente. En resumen, las tendencias actuales nos están devolviendo a lo que estaba de moda hace casi 10.000 años. Como se suele decir, todas las modas vuelven.

 

NOTA BENE!

¿Por qué se ha producido la momificación natural de los tejidos en la Cueva de los Murciélagos?

Cuando pensamos en momias lo primero que nos viene a la cabeza es el Antiguo Egipto, pero ese caso está muy lejos de ser el único que podemos encontrar. En algunas ocasiones, ante condiciones muy específicas en el ambiente, se paraliza el proceso de descomposición de los tejidos. Es el caso, por ejemplo, de los mamuts encontrados en el permafrost en Siberia y Canadá, o de Ötzi en los Alpes italianos, en algunos contextos acuosos como es el caso del yacimiento de la Draga en Cataluña, y es el caso de las áreas que quedan totalmente aisladas de la humedad, como se ha dado en el caso concreto de la Cueva de los Murciélagos debido a la morfología y topografía de la cavidad que han permitido su aislamiento. Estos ambientes especiales impiden la proliferación de las bacterias que generan la descomposición de los cuerpos, por lo que se genera la momificación natural de los mismos.

Se piensa que este proceso de momificación natural en condiciones de sequedad podría haber estado en el inicio de la momificación intencional que se practicaba a los faraones egipcios, ya que, probablemente, en un inicio los cuerpos perderían todos los líquidos y se mantendrían conservados de manera no intencional debido a la ausencia de humedad del desierto, y eso habría sido tomado de ejemplo animando a esta sociedad a explorar el proceso de momificación por vía mecánica.

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jueves, 9 de mayo de 2024

LA REBELIÓN DE MAVIA. EL DESAFÍO DE UNA REINA ÁRABE A LA IMPOSICIÓN ARRIANA DEL EMPERADOR VALENTE.

La historia del enfrentamiento entre el Imperio Romano de oriente y la reina árabe Mavia de los Banu Tanuqh ilustra las complejas tramas políticas, religiosas y militares en el convulso período del siglo IV d.C. Entre el 375 y el 378 nos encontramos en un momento crítico para el Imperio romano en Oriente que va a tener que hacer frente, en ocasiones simultáneamente a varios desafíos como el enfrentamiento con los persas en Armenia e Iberia, la cuestión goda, tras el cruce del Danubio por una gran masa de bárbaros de este y otros pueblos que huía del avance de los hunos y la rebelión de los árabes, sus antiguos aliados, liderados por la reina Mavia. La pregunta que se nos plante es ¿Cómo esta tribu árabe, antigua aliada del Imperio llegó a la guerra contra el augusto de Oriente?

Recreación de AI de la reina Mavia( realizada por Alberto Martínez)

Valente se mostró siempre como un ferviente arriano. Trató de imponer esta visión del cristianismo a sus súbditos, generando problemas de todo tipo en la pars orientis del Imperio. Uno de los lugares donde trató de imponer su visión del cristianismo fue en los dominios de sus aliados árabes, los Banu Tanuqh asentados al sur de Siria.

Las tribus árabes, antes del nacimiento y expansión del islam, servían como aliados o como mercenarios al imperio persa o al romano en sus continuos enfrentamientos. También, en función de la tribu en cuestión, practicaban las distintas religiones del momento: el cristianismo, el judaísmo, el zoroastrismo, diferentes formas de politeísmo, etc.

Tras la muerte de al-Hawari último rey de esta tribu árabe sin heredero varón, se puso al frente de su pueblo a su hija Mavia, la nueva reina de los Banu Tanuqh . El intento de Valente de imponer a un obispo arriano a esta tribu, hizo que estos árabes se ofendieran, se internaran al norte de Arabia y en alianza con otras tribus desataran una rebelión contra Constantinopla que acabó extendiendo su destrucción desde las orillas del Éufrates hasta Egipto. Al parecer, los árabes pretendían tener como obispo de su pueblo a un eremita llamado Moisés que vivía en el desierto (Sozomeno VI, Historia eclesiástica, 36. 4.12.).

Mavia derrotó entre el 373 al 378 una y otra vez a los diferentes generales romanos enviados contra ella. Su tribu había luchado desde hacía un siglo al lado de los romanos y conocía perfectamente sus tácticas de guerra. El augusto, a la altura del 377, no podía permitirse distraer fuerzas en la represión de estos árabes, tenía otros problemas más graves por resolver. Los godos aceptados como refugiados del avance huno, se habían revelado contra el abuso y la corrupción de los oficiales romanos encargados de tutelarlos y ahora saqueaban los territorios más al norte del Imperio sin que al parecer las fuerzas romanas de ese limes pudieran hacer algo para detenerles.

Godos llegando a las orillas del Danubio.


Valente necesitaba a los legionarios destinados en Siria para combatir a los godos así que optó por una solución diplomática y firmo un nuevo tratado que incluía el matrimonio de la hija de la reina Mavia con Víctor, el magister equitum de Valente, el nombramiento de Moisés, un eremita que vivía en el desierto, como obispo niceno para su pueblo, la mejora de las condiciones del tratado entre os Banu Tanuqh y Roma y la incorporación de los valiosos jinetes sarracenos que la reina pudiera enviar para defender Tracia de la devastación que los godos estaban sembrando.

La maniobra se demostró efectiva ya que Víctor, reforzado con los jinetes sarracenos enviados por Mavia pudo derrotar en repetidas ocasiones a los godos, liberando de bárbaros el territorio que iba desde Adrianópolis hasta Constantinopla, amenazada por las correrías de los jinetes bárbaros tras el desastre de Andrinópolis en el 378. Al parecer los jinetes sarracenos provocaban el pánico entre los bárbaros por su salvajismo (Amiano Marcelino, Historia , XXXI.16.6).

“...Los tesoros de Constantinopla era lo que más inflamaba su avidez, y reservaban todos sus esfuerzos para la destrucción de esta magnífica ciudad. Marcharon, pues, apresuradamente, pero formando apiñados grupos por temor de sorpresa. Ya desplegaban su furia contra las fortificaciones de la ciudad, cuando, por favor del cielo, sobrevino un accidente que les decidió a retirarse. Acababa de reclutarse la guarnición de la ciudad de un cuerpo de sarracenos (de cuyo origen y costumbres hemos hablado ya), gente muy a propósito para la guerra de partidas, pero incapaz de operaciones estratégicas regulares. Éstos, al acercarse la fuerza enemiga, corrieron decididamente su encuentro, trabándose empeñada escaramuza que por mucho tiempo estuvo indecisa. Inaudito rasgo de ferocidad dio ventaja a los bárbaros de Oriente. Uno de ellos, salvaje de crespo cabello, desnudo, exceptuando la cintura, se lanzó con un puñal en la mano, con gritos de fiera, en medio de las filas opuestas, y, aplicando los labios al enemigo que había derribado, chupó ávidamente la sangre de sus heridas. Los bárbaros del Norte se estremecieron ante aquel atroz espectáculo; quebrantóse su esperanza, y desde aquel momento no mostraron tanta energía en el ataque.” 

Amiano Marcelino, Historia, XXXI. 16.6.   

Tras la muerte de Valente en el desastre de Andrinópolis en agosto del 378, comenzaron los problemas entre Mavia y el nuevo emperador Teodosio que tras el tratado firmado con los godos en el 382 comenzó a favorecerlos en la administración y sobre todo en el ejército imperial, en detrimento de sus antiguos aliados árabes.

 Valente se refugia entre las unidades de los veteranos lanciarii y matiarii, durante la batalla de Adrianópolis. Osprey Publishing.


Finalmente, en el 383/384, Mavia, señora de los federados árabes, demasiado poderosa e independiente, para el gusto del emperador, fue depuesta y a los Tanuqh, el pueblo que lideraba, se le impuso un foedus menos favorable ocupando su lugar como principal aliado de los romanos entre los árabes otra tribu.


Sólido de oro de Teodosio

El legado de Mavia, la gran reina árabe de los Banu Tanuqh, perdura como símbolo de independencia, y valor frente a la imposición religiosa . Su enfrentamiento con Valente, su habilidad militar y su capacidad para forjar alianzas en el complejo escenario del ultimo cuarto del siglo IV revelan la complejidad de las relaciones políticas y religiosas de ese momento. Con su rebelión esta mujer desafió el dominio romano y mantuvo la autonomía de su pueblo, aunque su caída ante Teodosio marcó el fin de una era para su pueblo.

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