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sábado, 25 de enero de 2020

JUICIO A LA "RENOVATIO IMPERII"¿ RECONQUISTA DE LOS TERRIORIOS PERDIDOS O SIMPLE DESTRUCCIÓN Y DERROCHE DE RECURSOS?

Escrito por Federico Romero

Justiniano, Emperador Romano de Oriente entre el 527 al 565, protagonizó uno de los periodos más brillantes del Imperio. Con el desarrollo de la política conocida como "Renovatio Imperii" o "Recuperatio Imperii" Roma extenderá su dominio de nuevo por todo el Mediterráneo. El Norte de África, y gran parte de Hispania e Italia vuelven a ser dominios romanos tras las brillantes campañas de generales como Belisario, Narses, o Juan Troglita hombres fieles a las directrices del trono imperial de Constantinopla, a la voluntad de Justiniano.

Divertido montaje de Justiniano llevando una gorra con el lema "Haz el Imperio Romano grande de nuevo". ¿Un guiño al presente?. En la parte inferior de la ilustración podemos aprecia los territorios que se le añadieron al Imperio Romano tras la reconquista de Justiniano.

Curiosamente, son numerosas y muy comunes a todos los niveles ,las pegas y las faltas que se le achacan a esta política. El historiador José Soto Chica en su último ensayo Imperios y bárbaros hace una recopilación de las diferentes acusaciones que se hacen contra esta política y da unas cifras que demuestran con rotundidad que son erróneas. Vamos primero a saber que es lo que se alega contra la "Renovatio Imperii":

1.- Llevar a cabo esta política supuso dilapidar unos recursos preciosos en una "utopía" que iba contra la lógica histórica. No era factible reconstruir un Imperio Romano en Occidente, pues este se encontraba quebrado tras la desastrosa segunda mitad del siglo V d.C. Este "derroche" en Occidente acabó por arruinar al Imperio Romano de Oriente que, tres generaciones después se vio incapaz de responder a la nueva amenaza islámica que le acabará de arrebatar sus territorios en Egipto y en Oriente Próximo.

2.- Se considera una política belicista e Imperialista. Debo decir que mi obligación como divulgador es hacerme eco de estas acusaciones pero que también es mi deber recordaros que eso es un "presentismo" ya que son valores propios de nuestro presente no de la época que estamos tratando.

3.- Esta política supuso la quiebra para el erario romano y tras la muerte del Emperador, sus sucesores se verán impotentes por falta de recursos económicos, ante sus enemigos.

Bueno, José Soto Chica nos ofrece los datos exactos : Justiniano cuenta, cuando accede al trono con la enorme cantidad de 23 millones de sólidos áureos acumulados por sus antecesores en el puesto: Anastasio y Justino I. Los ingresos anuales de la hacienda imperial estaban muy cerca de los 8,5 millones de sólidos. Esta cantidad era aportada por un territorio de 1.600.000 km cuadrados habitados por unos 23 millones de personas. A la muerte de Justiniano el territorio del Imperio Romano era de 2.300.000 Km y de 32 millones de personas que aportaban unos ingresos de 9,5 millones de sólidos. Es decir un estado mucho más extenso, poblado y poderoso económicamente hablando.

Los dos inmediatos sucesores de Justiniano: Justino II(565-578) y Tiberio II (578-582), gracias a lo saneado que dejó el tesoro a su muerte pudieron permitirse una política belicista y de expansión del gasto que rozó el derroche en algunos momentos pero que permitió aguantar sin problemas económicos hasta el 582, es decir 17 años después de la muerte del artífice de la "Renovatio Imperii".

Analicemos ahora el coste de sus campañas en Occidente, sin olvidar que Constantinopla también debía enfrentarse a su poderoso rival, al Imperio Persa, siempre dispuesto a aprovechar el más leve signo de debilidad romana para lanzarse sobre sus dominios más orientales:

El África vándala fue recuperada en una rápida campaña de un solo año(533-534), en ella se emplearon 18.000 soldados 30.000 marineros, 92 naves de combate y 500 barcos de transporte que costaron al erario público poco más de un millón de áureos. Esto es nueve veces menos de lo que costó el fallido intento de León I en el 468 contra el África vándala. Además la cantidad invertida se recuperó con creces en un solo año ya que los ingresos en impuestos que este nuevo territorio aportaba a Constantinopla superaban con creces la cantidad antes mencionada, por no mencionar el enorme valor de las nuevas fincas, antes pertenecientes a la realeza y nobleza vándala que ahora pasaron a formar parte del patrimonio imperial. En el aspecto estratégico debemos recordar que esas posesiones africanas, que Constantinopla gobernará durante 165 años más, permitieron en momentos críticos, como por ejemplo los años que van del 603 al 628 cuando Persia se hizo con Siria, Palestina y Egipto y atacaba Asia Menor y avaros y eslavos devastaban los Balcanes, sobrevivir al estado romano. Al final de su reinado, Justiniano tenía 15.000 soldados destinados en esta zona.

Italia si que fue una conquista costosa y continuamente puesta en cuestión tras la invasión longobarda. No obstante era impensable no afrontarla ya que era el territorio originario, el corazón y el origen de la "Romanidad", José Soto usa el término "Romania" en alusión al nombre que se le daba a nivel popular al Imperio Romano. Entre 535 y el 554 se sucedieron duras campañas con las que Fortuna, a veces favorecía a ostrogodos, longobardos o incluso Francos que también llegaron a intervenir y en otras ocasiones favorecía a los romanos. Justiniano que nunca descuidó Oriente no podía destinar a Italia los soldados suficientes para acabar con la guerra en na rápida campaña. Lo que si que es poco discutible es que esos 19 años de guerra continua acabaron con la recuperación económica que Italia había experimentado durante el gobierno ostrogodo de Teodorico, que había sabido, en lineas generales, conciliar y unir a romanos y ostrogodos en el gobierno.Italia ahora se verá sumida en el desastre y la crisis. A la muerte de Justiniano había 20.000 soldados destinados en Italia.

Belisario victorioso es aclamado por sus tropas. Ilustración de Mariusz Kozik
Hispania en el 552 Justiniano tras la victoriosa campaña de Narses en Italia en la que el último rey ostrogodo, Totila, es aniquilado, decide poner en marcha la nueva fase de su política de Renovatio Imperii y ocupa militarmente el sudeste de Hispania. Con ello se hace con el control de la mayor parte del Mediterráneo que de nuevo será romano, y mucho más seguro para el comercio que, libre de piratas florece favorecido por la seguridad que proporciona esa nueva unidad. En Hispania a la muerte de Justiniano había 5.000 soldados destinados en su defensa.



Esos 40.000 soldados destinados en Occidente suponen solo una cantidad pequeña sobre el total de 150.000. Si analizamos los números de los destinados en el Danubio y en Oriente, verdadero centro del Imperio, nos daremos cuenta de que en absoluto Justiniano desguarneció las fronteras de Oriente para reconquistar los territorios romanos de Occidente. Había unos 40.000 soldados en los ejércitos acantonados cerca de Constantinopla; 20.000 en Oriente, 15.000 en Armenia, 20.000 en Tracia y 15.000 en Iliria. Es decir que más del 70 por cien del ejército no estaba destacado en Occidente.

La verdad es que los números no dejan duda, Justiniano siempre prestó la atención debida tanto al Danubio donde supo hacer frente a la amenaza de ávaros y búlgaros, eslavos e iraneos como a los Persas con los que en el 562 firmó una paz muy ventajosa para los romanos. A su muerte dejó un tesoro lleno y un territorio ampliado, solo la ineptitud de su sobrino y sucesor Justino II (565-578) puso en peligro al Imperio Romano al comenzar una desastrosa guerra en cinco frentes distintos, sin embargo Tiberio II (578-582) y sobre todo Mauricio (582-602) sabrán enmendar la situación y gracias a un ejército reformado por Justiniano, eficaz y disciplinado, llevar los estandartes romanos tan lejos en algunas de sus fronteras como en tiempos de Trajano. Aunque esa, es ya otra historia.

BIBLIOGRAFIA

Imperios y bárbaros. La guerra en la Edad Oscura.-- José Soto Chica.-- Despertaferro Ediciones, 2019
Breve Historia de Bizancio.-- David Hernández de la Fuente.-- Alianza Editorial, 2014











lunes, 20 de enero de 2020

LA HUELLA MÁS DESCONOCIDA DE ROMA EN NUESTRO PRESENTE. DOMANDO EL RÍO SIL.

DOMANDO AL RÍO SIL

Los que disfrutamos con la Historia, no dejamos de sorprendernos continuamente con nuevos descubrimientos. A veces basta la anotación en un libro, otras visitando un monumento o simplemente dejando que un paisaje nos regale sus colores, para llamar nuestra atención divulgativa.
Por un motivo difícil de comprender, nuestros pequeños descubrimientos son causa de “subidón” y no dejamos que caigan en saco roto; los compartimos con colegas encantados de escucharnos, conocedores o no de nuestro descubrimiento. Los más osados, amplían la información buscando nuevos datos, recortes, noticias…de otras fuentes para enriquecer las bases que todos compartimos; divulgar para llegar más lejos y a más personas.
 A propósito de todo esto, y abusando de vuestra confianza, les cuento mi última visita casual.
En la N-120 se anuncia la presencia de un túnel romano, en Montefurado (Lugo), y tan solo una señal indicadora de la antigua obra romana en plena Ribeira Sacra, informa sobre la obra patrimonial.
No hay aparcamiento ni turistas. Comenzamos nuestros pasos encarando el descenso para alcanzar el cauce del indomable río Sil, por una pendiente pronunciada y resbaladiza nada amigable. Mientras descendemos, vamos imaginando la galería horadada por los romanos en tiempos de Trajano, allá por el siglo II d.C. Nuestra imaginación dibuja la entrada a una cueva atravesada por una calzada, e intuimos el lugar por el que accedían legiones transportando productos diversos rumbo a Roma; pero nada de esto nos encontramos, el monumento nos sorprende riéndose de nuestra ignorancia y la simpleza de nuestros pensamientos. Nos hemos dejado engañar por el término “Túnel Romano”.

Tan solo una explanada con bancos de merendero y alguna parrilla oxidada, nos recibe tras el descenso. El rugir del Sil engulle el resto de sonidos, nada de cueva o calzada romana pero la obra está ante nosotros, escondida y grandiosa; el fiero Sil domado por la tecnología y trabajo de hombres en tiempos de Roma, ansiosos del oro transportado por las crecidas del gran río: Fluctuat nec mergitur.


Entrada Túnel Romano.

Los egipcios pensaban que el oro era la carne con la que estaban hechos los Dioses, el templo de Salomón tenía las paredes recubiertas por el codiciado metal, los pueblos pre-romanos se adornaban con símbolos áureos regalados por la madre tierra desde tiempos inmemorables, y Roma…no podía ser ajena a esa necesidad de codicia áurea
.
La conquista de Galicia pasa a ser un enorme coto de explotación aurífera, custodiada por la Legio VII Gémina por la línea Braga-Astorga-Lugo. Son conocidos los métodos de explotación practicados por los romanos: saqueo a los pueblos conquistados, bateo en los cauces de los ríos, explotación por aluvión (ruina montium o ariete hidráulico) …pero en este caso de Montefurado, el método extractivo utilizado en el paraje es nuestro nuevo objetivo, un dato para compartir y divulgar.

El cribado de las zonas arenosas en los cauces de los ríos, era un método habitual en la obtención del mineral. En cada crecida, las aguas iban depositando en remansos o entre las raíces de los árboles, pepitas de oro en gran cantidad. Plinio no dudó en denominar la zona occidental española como el “País del Oro” y poblaciones gallegas como: Carballino, Quiroga, Cervantes, Becerreá...están marcadas con las huellas de la agresiva explotación romana.

Los ingenieros romanos tuvieron buscar nuevas formas de obtener más recursos minerales, una vez los sistemas más sencillos iban agotando los filones. En Montefurado, probaron un nuevo sistema, un método de impacto basado en desecar zonas del cauce del río, para realizar los filtrados para obtención del oro posteriormente.

El sistema de alta ingeniería romana en este tramo del río, desviaba el cauce natural del Sil. Para ello, realizaron una galería en la montaña “Pena do Corvo”, una galería de 120 metros de largo de los que hoy tan solo se conservan 52 metros, ya que en 1934 una gran riada provocó el derrumbe de la mitad del túnel, que quedó tapiado y devolvió las aguas a su antiguo cauce, hasta que en 1941 se realizase su reparación definitiva.

Salida Túnel. Se aprecia parte del derrumbe en 1934.

Una vez construido el túnel en las entrañas de la montaña, el cauce del río quedó alterado y el Río Sil domado por el hombre para su beneficio. El terreno quedó vaciado de aguas y explotado para la obtención de oro, y hoy, si centramos nuestra mirada en el paisaje, es patente la presencia de las murias o estériles amontonados en las cercanías del antiguo cauce.El motivo de esta obra de envergadura, al igual que otras muchas de las que conservan, está muy clara: en plena época de Augusto, las zonas de explotación aurífera de la región aportaban 20.000 libras al Imperio Romano, unos 6.200 kilos de oro.
es nuestro nuevo objetivo, un dato para compartir y divulgar.

Ya entre el siglo III y el IV las explotaciones fueron abandonándose, pero la sed de oro y la búsqueda del preciado mineral siguió estando presente hasta nuestros días. Las huellas romanas están impresas en nuestra geografía, unas más visibles y otras no tanto.

Cauce antiguo, con murias y estériles repartidos por el paisaje.
Bien entrado el siglo XIX, en plena fiebre minera en España, nuevamente fueron explotados de forma industrial los restos de las explotaciones mineras romanas; para ello fueron concedidas licencias a empresas como la “Sociedad Montañesa Galaico Leonesa” que realizó trabajos a orillas del Río Burbia, las Médulas y otros puntos de la comarca de Valdeorras.

Otra de estas empresas,“Río Sil and Lean Mining Company Limited” (también con concesiones en Las Médulas), intentó explotar los aluviones antiguos del río Duerna, utilizando los sistemas hidráulicos que tan buen resultado estaban teniendo en California. Su estimación era que podían arrancar y lavar hasta 10.000 toneladas diarias de aluviones (WELTON, 1877). Ambas empresas fracasaron completamente en su empeño.




Fijando la vista comercial en estos datos de presencia aurífera en las arenas del Sil, la “Compañía Española de Explotaciones” en 1908, instaló una draga en la unión del Río Burbia y el Sil. El enorme barco de extracción y cribado de arenas contaba con 29 metros de eslora, 9 de manga y uno de calado. Los resultados para estas empresas fueron nefastos, y poco a poco las imágenes de explotación industrial fueron desapareciendo del paraje del Sil; sin embargo, en muchas zonas del Noroeste Peninsular se sigue manteniendo la tradición del bateo (Navelgas en Asturias es prueba de ello) y sigue habiendo “aureanas” que han recogido las tradiciones y conocimientos de sus antepasadas.


Por otro lado, atendiendo a la historia social, siempre ha habido explotación fuera de los cauces legales, sin concesiones. Es significativa la presencia de las mujeres en este tipo de habilidades. Las “aureanas”, nombre con el que se denominaban estas mujeres, se dedicaban al lavado de las arenas y a extraer pequeñas cantidades de oro que les aportaba un pequeño jornal. Diversas referencias literarias, hacen mención a esta presencia de las “aureanas” en toda la región, mujeres humildes que, con un poco de suerte, cada muchos años daban con una pepita de buen tamaño, pero que no las sacaba de pobres. Buscaban especialmente entre las raíces de las plantas en el cauce del Sil, en los meses de verano y con bateas de madera de castaño; se calcula que 157 bateas obtenían 2 gramos de oro, por lo que puede calcularse que, el sedimento seleccionado contenía 3,5 gramos de oro por metro cúbico.

La realidad es que los cambios provocados por la acción del hombre, han terminado por romper el proceso natural de arrastre de restos de oro en los ríos auríferos, y hoy es muy difícil encontrar oro en sus arenales. Los restos de oro en los cuarzos son casi imposibles de ver a simple vista, y ya no hay noticia alguna de aparición de pepitas de importancia como en el siglo pasado; no por ello debemos obviar el interés que suscita el proceso histórico de explotación minera en el río Sil, y obras de ingeniería romana como el túnel de “Montefurado” son vestigio de estos inicios de explotación masiva.


Sic transit gloria mundi








Este artículo es una colaboración para HRA de Pedro José Villanueva( politólogo, escritor, activo divulgador de la historia y cofundador de Romanidad).




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