Un texto de Carolina Cabrero González para HRA.
El yacimiento arqueológico de Los Millares (Santa Fe de Mondújar, Almería) estuvo en actividad durante la Edad del Cobre, concretamente entre el 3200 y el 2200 ANE, como atestiguan las dataciones radiocarbónicas y el estudio de los materiales encontrados. Este yacimiento fue la metrópolis de la cultura de Millares, que extendió su dominio por amplios territorios del sudeste de la Península Ibérica, y que presenta una complejidad social y territorial no vista hasta la fecha en todo el continente europeo. A pesar de que hace más de un siglo de su descubrimiento, este yacimiento continúa revelando secretos.
Con toda la ilusión que nos cabe en estas líneas, damos inicio a esta nueva sección dedicada a la Prehistoria. En el mundo de la divulgación histórica, los prehistoriadores tenemos tendencia a ser raras avis y a no prodigarnos demasiado (con notables excepciones, por supuesto). Esto no es sino un prejuicio para nosotros mismos, ya que seguimos siendo los “raritos”, los incomprendidos del “pincelito” o, mejor aún, los que desentierran dinosaurios y que nadie sabe exactamente a qué se dedican si no es por manidos y recurrentes estereotipos vistos en las películas (no, Indiana Jones no lo hizo mejor y no, no peleamos con nazis ni nos persiguen indígenas enfurecidos mientras corremos con reliquias perdidas entre manos). Muy al contrario, nuestra profesión es perfectamente científica, sistemática y, según como se mire, tan aburrida o tan emocionante como cualquier otra ciencia histórica. Mediante esta sección, esta servidora tratará humildemente de acercar a todos los públicos esta maravillosa profesión, intentando que los descubrimientos y novedades de nuestro campo no queden reservados para los círculos más académicos, sino que estén al alcance de todos los interesados y curiosos.
Arrancamos esta línea de aportaciones con un yacimiento aún demasiado desconocido y que está en boga, aunque haya pasado más de un siglo desde su descubrimiento: el yacimiento calcolítico de Los Millares. Cuando hablamos de las primeras ciudades nos suele venir a la cabeza Oriente Próximo, el creciente fértil, yacimientos como Çatal Höyük o Göbekli Tepe. Resulta, para nuestra suerte, que no hace falta que nos vayamos tan lejos: una de las primeras ciudades hasta hoy día documentadas en todo Occidente se encuentra en nuestro territorio, concretamente en la región de Almería: el yacimiento de Los Millares. Este yacimiento, situado en el término municipal de Santa Fe de Mondújar, estuvo en actividad durante la Edad del Cobre, concretamente entre el 3200 y el 2200 ANE, como atestiguan las dataciones radiocarbónicas y el estudio de los materiales encontrados en el área. Aunque resulte sorprendente por su localización en una de las zonas más áridas (en la actualidad) del continente, este área vio desarrollarse durante la Prehistoria Reciente una de las más complejas sociedades que hayan podido documentarse hasta la fecha en tiempos tan remotos. Efectivamente, una posición estratégica sobre un espolón amesetado entre el río Andarax y la rambla de Huéchar y unas condiciones climáticas y ambientales bastante diferentes a las actuales que permitieron la existencia de una abundante cubierta vegetal y una mayor cantidad de humedad permitió el desarrollo de la cultura de Los Millares, cuya gran metrópolis fue el yacimiento epónimo que en esta ocasión nos ocupa y que sirvió de centro de control de vastos territorios que hoy se corresponden con buena parte de las regiones de Almería, Granada, Murcia y Alicante.
Recreación del sitio arqueológico de Los Millares. |
Este yacimiento está compuesto por una zona de poblado de unas 6 hectáreas y una zona de necrópolis de unas 14, aunque estamos aún lejos de conocer la extensión total tanto del yacimiento como de su área de influencia en los alrededores. La zona de hábitat estaba compuesta por cabañas de planta circular de entre 2,50 y 6,20 m de diámetro en las que se han documentado actividades cotidianas como la molienda de cereal, el cocinado de alimentos o el tejido de vestimenta a pequeña escala, aunque algo que sorprende mucho más a los expertos es la existencia de otros numerosos edificios que parecen atestiguar la existencia de talleres especializados, es decir, la existencia de artesanos que se dedicarían ya de forma continua y completa a determinados oficios necesarios para la propia comunidad. A priori podría parecer un dato banal, pero esta es una de las claves que nos permiten catalogar Los Millares como una de las primeras ciudades de Europa: si un individuo se dedica durante la mayor parte de su tiempo a realizar una misma actividad de la que se convierte en experto, se genera una sobreproducción que sirve para bastante más que para abastecer las necesidades de la ciudad, generando excedentes con los que se puede comerciar y que pueden ser acumulados por las élites que dirigen la sociedad en cuestión. De esta manera, los talleres de puntas de flechas de sílex o los telares adquieren gran protagonismo dentro del poblado y, como no podría ser de otra manera, los espacios dedicados al trabajo y producción de herramientas y armas de cobre, la gran innovación que aparece en este momento de la Prehistoria y que permite la superioridad de las sociedades que lo dominan frente a las que aún lo desconocen. De esta forma, cabe imaginar que la dominación de la sociedad de Millares sobre otras poblaciones se habría ejercido en buena parte debido a la tenencia de estos útiles que marcan, precisamente, el inicio de la Edad del Cobre.
Otra de las áreas más interesantes y que aún encierran más misterios es la zona de la necrópolis, que es también la zona más extensa del yacimiento. Esta necrópolis está compuesta por unas 80 tumbas que hayan podido documentarse hasta la fecha, siendo en su mayoría tholoi, sepulturas megalíticas de falsa cúpula creada por aproximación de hiladas de mampostería en las que se introducían los inhumados mediante un corredor o pasillo que conectaba la cámara sepulcral con el exterior. Las tumbas eran colectivas, utilizándose durante varias generaciones en algunos casos, lo que ha dado lugar a que existan tumbas en las que se han recuperado restos de unos 20 individuos mientras otras presentan registro de hasta 100 cuerpos. En una sociedad tan fuertemente estratificada como la de Millares, el estudio de los restos óseos recuperados de las tumbas es crucial, ya que puede arrojar información muy valiosa sobre la vida cotidiana y las causas de la muerte de estos individuos. También es especialmente interesante el estudio de los ajuares, que son los objetos depositados junto a los muertos y que pueden ofrecer información muy interesante debido a que retratan el estatus social y el nivel de riqueza del individuo junto al que se amortizaban. Las propias construcciones sepulcrales en sí llevan llamando especialmente la atención de los investigadores desde el momento de su descubrimiento, ya que es la primera vez en toda la Península Ibérica en la que encontramos estos tholoi, lo que pone de manifiesto el inicio de una nueva etapa no solo tecnológica, sino también cultural y simbólica que aparece en estos momentos durante el desarrollo de Los Millares. A lo largo de los siglos posteriores estas construcciones se extenderán llegando hasta la actual Lisboa debido a intercambios culturales y materiales, lo que significa que las nuevas ideas que tienen inicio en esta cultura tendrán repercusión en otros muchos territorios de Occidente.
Reconstrucción actual de uno de los tholos en el yacimiento de Millares. |
¿Por qué sabemos que esta ciudad era una metrópolis que servía como control de un amplio territorio circundante? En primer lugar, sorprende y destaca su excepcional sistema defensivo, compuesto por hasta cuatro líneas concéntricas de muralla construidas en mampostería, y reforzado mediante 13 fortines que servirían tanto para la vigilancia como para la propia defensa del enclave. Así mismo, sabemos que en los territorios cercanos existirían otros poblados de menores dimensiones que serían utilizados desde la propia ciudad de Los Millares para la obtención de minerales, de rocas, de alimento en caso de zonas de vega, etc. Con lo cual, se trata de uno de los primeros focos de todo occidente que demuestra una capacidad de coerción y de control respecto a otras zonas circundantes de las que se abastece y que, por supuesto, reciben su influencia cultural, así como socioeconómica, suponiendo un verdadero motor de desarrollo para el resto de áreas de la península.
Este yacimiento (así como, por supuesto, la cultura a la que da nombre) fueron descubiertos a finales del siglo XIX por el ingeniero belga Louis Siret mientras se realizaban los trabajos de construcción de la línea ferroviaria Almería-Linares y desde el primer momento esta urbe llamó la atención de los expertos por su inusitada complejidad social y territorial, aun menos esperada en una zona a priori marginal del occidente europeo como es el sudeste de la Península Ibérica. Las primeras campañas de excavación, llevadas a cabo por el propio Louis Siret junto a su mano derecha Pedro Flores, se centraron en buena parte en la zona de la necrópolis, aunque también en algunas zonas del poblado. Gracias a estos trabajos, publicados en las revistas más importantes de su tiempo, el yacimiento y la cultura de Millares fueron conocidas en todo el mundo, sorprendiendo a expertos y a interesados. Las excavaciones fueron retomadas en los años 50 por los profesores Antonio Arribas y Martín Almagro, y centrándose en la zona de la necrópolis y de las murallas, aunque la tremenda complejidad del yacimiento mostraba la necesidad de trabajos mucho mayores. Por este motivo, a finales de los años 70 del siglo XX, los profesores Antonio Arribas y Fernando Molina inician el Proyecto Millares, que tenía como objetivo la excavación de nuevas áreas del yacimiento, la limpieza de algunas de las zonas ya estudiadas por Siret y el reconocimiento y prospección de varias zonas del entorno. Gracias a este proyecto hemos conseguido mejorar enormemente nuestro conocimiento sobre Millares: ahora sabemos que el yacimiento sufrió algún tipo de crisis hacia el 2500 ANE que hizo que buena parte del sitio se abandonara y que la mayor parte de la población se refugiara en la ciudadela, aunque la ciudad no se abandona por completo hasta el 2200 ANE. Es precisamente en este momento cuando se construyeron los fortines. También sabemos que había fuertes diferencias entre la población que generaban un acceso diferencial a los alimentos (fundamentalmente, a la carne) o que la sociedad de Millares ejercía su superioridad no sólo de forma fáctica, sino, también, mediante la imposición de símbolos y creencias.
Sección central de la muralla I de Los Millares. |
Tras las campañas de estudio que se han desarrollado, hay muchas preguntas que siguen hoy sin respuesta más de un siglo después del descubrimiento de este impresionante yacimiento: ¿contra quién o qué se construyeron las murallas y fortines? ¿Qué parte de la población era seleccionada para enterrarse en los tholoi? ¿Por qué motivo la población abandona parte del poblado hacia el 2500? ¿Cuál era el sistema de abastecimiento hidráulico? ¿Cuál es el verdadero alcance de esta cultura y hasta qué punto influencia los territorios circundantes? ¿El conocimiento y control de la metalurgia del cobre es una evolución de los pueblos autóctonos o algo que viene desde el exterior?
Para resolver estas preguntas (y muchas más) se ha iniciado el Proyecto Millares II, dirigido por el profesor de la Universidad de Granada, Juan Antonio Cámara., Este proyecto se ha iniciado a finales de 2023 y se desarrollará en diferentes fases hasta 2026 y pretende aunar las técnicas tradicionales como la excavación y la prospección superficial a las nuevas tecnologías para poder avanzar en el conocimiento del yacimiento de Millares. De esta forma, se aplicará la prospección geofísica para intentar identificar tumbas que no hayan sido aún identificadas porque siguen enterradas, se aplicarán nuevos análisis para determinar la dieta de los individuos y ver posibles diferencias entre las jerarquías, se continuará con el estudio y la excavación de las murallas y fortines y se realizarán prospecciones y sondeos en otras zonas para identificar el alcance de la cultura de Millares en todo el territorio del sudeste peninsular. Todo ello, por supuesto, vendrá acompañado de un importante proyecto de consolidación y puesta en valor patrimonial con el objetivo de promover el conocimiento y la valorización de este yacimiento tan singular y tan desconocido a pesar de estar en nuestro mismo territorio.
¿Por qué es tan importante y tan difícil datar las tumbas?
Las tumbas que se encuentran en Millares son los tholoi, sepulturas megalíticas realizadas mediante aproximación de hiladas que conectan con el exterior por un corredor o pasillo, que es la vía por la cual se introducen los nuevos restos óseos. Estas tumbas son colectivas y su uso se dilata durante décadas o siglos. Esto significa que son un maravilloso reflejo de la población de la sociedad estudiada, pudiendo analizar su dieta, el trabajo más o menos físico que pudieron desarrollar durante su vida, su procedencia, los objetos de ajuar a los que se asociaban y que fueron amortizados junto a los fallecidos o, lo que es aún más importante, qué porcentaje de la sociedad tenía derecho a ser enterrada y por qué. Datar estas tumbas da una buena idea de la cronología de utilización del yacimiento, pero esta tarea no es tan sencilla: como cada tumba está en uso durante diferentes periodos de tiempo y únicamente podemos datar los restos óseos de los inhumados, quizá la fecha que obtenemos a partir de un hueso es cinco o seis siglos posterior a la fecha de construcción del tholos en cuestión, o de la primera inhumación. Además, lo habitual es que estos restos óseos se vayan renovando, utilizando incluso fuego para limpiar la tumba antes de incorporar nuevos individuos. De esta manera, necesitamos una gran cantidad de muestras radiocarbónicas para hacernos una idea realista del periodo de utilización de la sepultura. Lo cual, en cualquier caso, no es reflejo del momento de construcción de la sepultura.
Hola! Una pregunta, por qué se cree que tenía sistemas hidráulicos? Muchos pueblos hace 100 años y no tantos, no disponían de ellos. Cisternas, acueductos?
ResponderEliminarMuchas gracias
Porque sin agua no se puede vivir. Tu segunda afirmación es errónea.
EliminarYa recuerdo que mi abuela decía que que tenían que bajar a por agua en el río y lavar en el.
EliminarMe parece impresionante que hace 4000 años tuviesen sistemas hidráulicos.
Ya Luis Siret documentó restos de una conducción de agua hacia el poblado y recientemente se ha publicado un articulo científico donde se identifica y se documenta ese acueducto, su rrecorrido hasta entrar en el poblado y varios depósitos de agua o aljibes dentro de las murallas, en particular el mayor de ellos dentro de la Ciudadela o parte más interna del poblado. No se ha documentado la fuente principal de agua como tal, pero si su situacion aproximada y por referencias de otros trabajos y documentos se puede inferir que se situaria bajo una actual cantera de Travertino cercana al yacimiento. Estas fuentes serían termales y estarian surgiendo hasta que desaparecieron con los terremotos de Almeria de 1522, aunque un pequeño caudal se conservase hasta los años 60 del sig. XX
EliminarGracias
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