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domingo, 9 de junio de 2024

LA BATALLA DE MURSA(351). UNA INUTIL Y CRUEL CARNICERIA.

Un artículo de Federico Romero Díaz para Historia y Roma Antigua. 


La batalla de Mursa, librada entre los ejércitos del usurpador de origen franco Magnencio y el emperador de Oriente, Constancio II, el 28 de septiembre del 351, fue uno de los enfrentamientos más sangrientos y duros del siglo IV. Para comprender los eventos que llevaron a esta batalla, es esencial comprender la situación política del Imperio romano en esa primera mitad del siglo IV.

 Comitatenses romanos . Il. Pawel Kaczmarczyk

Muerto Constantino el Grande el 22 de mayo del 337, el imperio fue dividido entre sus tres hijos supervivientes, más Hanibaliano y Dalmacio. Su hijo Mayor Crispo había sido ejecutado con el consentimiento de su padre en el 326, víctima de una conspiración, probablemente urdida por su madrasta Fausta. 

Ejército romano en marcha siglo IV. Autor Gerry Embleton
Los herederos fueron Constantino II, Constancio II y Constante, Dalmacio y Hanibaliano. Esta división generó tensiones y conflictos internos. No estaba destinada a durar y en septiembre de ese mismo año Constancio II movió ficha. Fueron asesinados dos tíos de Constancio y seis de sus primos, incluyendo Hanibaliano y Dalmacio, gobernantes de Ponto y Mesia respectivamente, Julio Constancio, hermanastro de Constantino y padre de Juliano y Galo, y todos los miembros de su familia, además de sus principales partidarios.


Tras la matanza, se hizo necesario ponerse de acuerdo y los tres hermanos se reunieron en Sirmio para repartirse el Imperio. los tres se proclamaron augustos y Constancio recibió todas las provincias orientales, incluyendo Constantinopla, Tracia, Egipto y la Cirenaica en África; Constantino II recibió gran parte de Occidente (Britania, la Galia, Hispania y Mauritania) y Constante que en ese momento contaba tan solo con 13 años, bajo la supervisión de Constantino II, recibió Italia, África, Ilírico, Panonia, Macedonia y Acaya. En el 340 el joven Constante, disconforme con el reparto realizado a sus espaldas por sus hermanos mayores, tendió una emboscad a su hermano Constantino en Aquilea y lo ejecutó, pasando a administrar ahora todo el Imperio Occidental el solo. 

El gobierno de Constante en solitario duró hasta su asesinato en el 350 a manos de Magnencio, un general pagano, de origen germano-romano. Las fuentes nos trasmiten un sentimiento generalizado de rechazo por parte de la sociedad al gobierno de Constante. Al parecer se mostró extremadamente cruel y tiránico. Persiguió a los judíos, a los paganos y a los homosexuales, a pesar de ser acusado el mismo de serlo. el ejército, especialmente el estacionado en la Galia empezó a sentirse a disgusto con Constante. Prefería vivir en Italia o en Ilírico a la Galia y además favorecía descaradamente a un grupo de guerreros alanos a los que había contratado para su comitatus o comitiva. Cuando eres emperador enemistarte con diferentes sectores de la aristocracia, incluso del pueblo no es recomendable, pero hacerlo con el ejército es firmar tu sentencia de muerte.

La usurpación de Magnencio (350/353)

Flavio Magno Magnencio fue un general romano de origen germano-romano que nació alrededor del año 303 en Amiens, en la región de las Galias. Las fuentes nos dicen que Magnencio era de origen franco, posiblemente descendiente de una familia de laeti, colonos germanos asentados en el Imperio por los romanos. Su carrera militar fue rápida gracias a su carisma y a la confianza que la dinastía de Constantino puso en él. Antes del 350 había alcanzado el rango de comes rei militaris y comandaba las unidades palatinas de Iovani y Herculani. 

En 350, Magnencio aprovechó el descontento generalizado con el gobierno de Constante. El joven augusto era visto como un corrupto incompetente que no mostraba el respeto necesario por las tropas a su mando y que por lo tanto, no se merecía gobernar la mitad occidental del Imperio. El 18 de enero, durante una celebración en Augustodunum (actual Autun,, Francia), Magnencio fue proclamado emperador por sus tropas. Con una rapidez sorprendente fue reconocido por todas las provincias occidentales. Este golpe de estado fulgurante  culminó con el asesinato de Constante que abandonado por todos huyó hacia los Pirineos, siendo alcanzado por los jinetes de Magnencio en una aldea de la  región llamada Elena.

Double Centenionalis Magnentius

Magnencio era consciente de ser un usurpador y de cargar con la muerte de un hijo de Constantino sobre sus espaldas. Trató de buscar la legitimidad de su autoridad y de su gobierno mediante políticas populares además de buscar el apoyo de la aristocracia y el ejército romano. Sin embargo, su ascenso no fue aceptado por Constancio II, que no podía dejar pasar el asesinato de su hermano y el hecho de que había llegado al trono usurpándolo. Desde Oriente, se dispuso a acabar con él al considerándolo una amenaza directa a su autoridad.

La batalla de Mursa (351)

En vista de las enormes fuerzas que se iban a enfrentar en esta nueva guerra civil, ambos eran conscientes de que las perdidas, independientemente de quien obtuviera la victoria, serían inmensas y que eso no beneficiaba al Imperio, sino todo lo contrario. Constancio II ofreció confirmar los derechos de Magnencio sobre las regiones occidentales del Imperio, pero reclamó en contrapartida el gobierno de Italia y África. Magnencio, pensando que tenía una mejor posición estratégica que su enemigo rechazó la oferta.

Catafractas romanos mediados siglo IV. Autor de la izquierda Velimir Vuksic y de la derecha Igor Dzis. ( Fuente ArreCaballo.es)

La lucha se dilucidó en la conocida como Batalla de Mursa, librada el 28 de septiembre del 351. Era una ciudad estratégica en la provincia de Panonia. Las fuerzas de Constancio II y Magnencio se encontraron a orillas del río Drava. El ejército del primero estaba compuesto por tropas orientales y destacamentos de caballería pesada catafracta, mientras que Magnencio contaba con la lealtad de muchas legiones occidentales y tropas auxiliares germanas.

Legión tardorromana por Giuseppe Rava

Justo antes de producirse la confrontación entre los dos ejércitos el tribuno Silvano, comandante de una unidad de elite de caballería de Magnencio, leal como su padre un antiguo general de Constantino, a la memoria del gran emperador se pasó, junto a  la totalidad de su unidad, a las filas de Constancio, lo que propinó un duro golpe a la moral de Magnencio que tuvo que soportar como una parte importante de su caballería le abandonaba en un momento clave.

Catafractos romanos cargan contra el enemigo. Il. Igor Dzis

El enfrentamiento fue feroz y sangriento, con miles de soldados cayendo en ambos bandos. Magnencio trató de tender una emboscada al ejército de Constancio antes de que estuviera desplegado en el campo de batalla. Pero su táctica fue descubierta y las tropas lograron replegarse a tiempo. La emboscada fallida fue un desastre para sus propios hombres, que fueron masacrados por los tribunos de Constancio Scudilo y Manadus. También jugó en contra del usurpador el hecho de que parte de su ejército se encontraba disperso en los sitios de Sirmio y Mursa. La caballería de Constancio II fue crucial en el desarrollo de la batalla, logró penetrar las defensas de Magnencio, causando desorganización y pánico. La lucha fue cruel e inmisericorde. Constancio se refugió a rezar por la victoria en una capilla junto al obispo Valente Finalmente, las fuerzas de Magnencio se desmoronaron y él se vio obligado a retirarse. 

Muerte de Magnencio y Consecuencias de su usurpación.

La batalla de Mursa tuvo consecuencias devastadoras tanto para los vencedores como para los vencidos. Aunque Constancio II emergió como el vencedor, la victoria fue pírrica debido a las enormes pérdidas sufridas por su ejército.

Las fuentes se lamentan de la gran mortandad del enfrentamiento: Eutropio argumenta que esos efectivos podrían haberse empleado en cualquier guerra contra los bárbaros, Orosio dice que las pérdidas de efectivos se acusaron mucho tiempo después (Orosio., Historia contra los paganos, VII, 29, 12). Zonaras da unas cifras muy elevadas de caídos, 30.000 en el bando de Constancio II, 24.000 en el de Magnencio. Zósimo nombra a varios de los comandantes que ese día se  cubrieron de gloria y a otros caídos en el combate en el bando de Constancio II como Arcadio o Menelao, tribuno de los sagittari Armenii, capaz de disparar tres flechas a la vez y con ellas alcanzar a tres objetivos distintos. Magnencio perdió a Marcelino su magister officiorum en combate.  Se estima que murieron alrededor de 30,000 soldados, un número significativo que debilitó considerablemente el poder militar romano.

 Entre 1/3 y ¼ de los reclutas se instruían con arcos. maestro de armas o campidocto con reclutas que llevan un gorro panonio de cuero que debían llevar siempre para acostumbrarse al casco. Autor Gerry Embleton ( Fuente Arre caballo.es)


Para Magnencio, la derrota en Mursa fue el inicio de su declive. Tras el desastre, trató de reorganizar sus fuerzas, pero el golpe a su legitimidad y poder fue demasiado fuerte. No debemos olvidar que todo emperador recién elevado al trono y mucho más si era un usurpador carente de legitimidad dinástica, se consolidaba en el trono gracias a las victorias en el campo de batalla. Si no era capaz de demostrar su capacidad militar sus días estaban contados y ese fue el caso de Magnencio.

Finalmente, en 353, Magnencio fue derrotado nuevamente por Constancio II en la batalla de Mons Seleucus, en territorio alpino, y viendo que su situación era desesperada, se suicidó para evitar ser capturado. Se suicidó en Lyon en el 353 y Decencio (probablemente su hermano) hizo lo mismo, poco después en Sens.


Con la muerte de Magnencio, Constancio II se convirtió en el indiscutible señor de todo el Imperio. Amiano Marcelino nos cuenta que Constancio II que pretendía reconciliarse con la aristocracia italiana, se mostró generoso perdonando a los seguidores de su enemigo.

La victoria de Constancio II consolidó su control sobre todo el Imperio Romano, al menos temporalmente. Sin embargo, el costo de la guerra civil debilitó el Imperio, haciéndolo más vulnerable a las amenazas externas, particularmente de las tribus germánicas y los persas sasánidas. Además, la guerra civil dejó una herida profunda en la estructura interna del Imperio, exacerbando las divisiones y tensiones entre Oriente y Occidente que seguirían afectando a Roma en las décadas siguientes.

La batalla de Mursa, junto con la batalla de Adrianópolis en el 378 y la del río Frígido en el 394 supusieron una inmensa pérdida de soldados romanos que las legiones difícilmente pudieron volver a reponer. La escasez de efectivos convirtió a los emperadores futuros en gobernantes mucho mes prudentes que trataban de no exponer sus tropas en grandes combates abiertos en los que se podrían sufrir numerosas bajas en caso de derrota. Optaron por estrategias diferentes como sitiar al enemigo, reducirles al hambre por falta de suministros, etc. Aunque Constancio II logró eliminar a su rival, el precio de la victoria dejó profundas cicatrices en el Imperio, afectando su estabilidad, capacidad de respuesta y fortaleza en las décadas futuras.

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