Un texto de Iván La Cioppa para HRA.
Un hallazgo de extraordinaria importancia. Se trata de una “lúnula” que perteneció a un legionario.
El amuleto forma parte de una colección privada y fue descubierto en España. El objeto, por su peculiaridad, merecía un estudio en profundidad. No podía examinar el original y, sin embargo, nunca permitiría que la memoria de este artefacto se perdiera otra vez en el ciberespacio.
¿Qué hacer entonces?
La solución se me presentó de inmediato.
Decidí contactar a Giuseppe Russo , un maestro orfebre experimentado y un verdadero artista, para pedirle que realizara una copia del hallazgo, cambiando tan solo el nombre del dueño y la legión, adaptándolo así al protagonista de mis novelas históricas.
El maestro Russo supo interpretar de manera impecable los diversos detalles y su significado simbólico, presentándonos una obra que emociona y sorprende por su perfección y realismo.
¿Qué era una lúnula y para que servía?. Entre los diversos amuletos que utilizaban los romanos para ahuyentar a las fuerzas del mal, destacaba la “lúnula”, un colgante en forma de media luna que llevaban las mujeres desde su nacimiento hasta el matrimonio, cuando debían abandonar todos los objetos de su vida anterior en casa de su padre (así nos lo explica Isidoro de Sevilla, «Etymologiae sive Origenes», libro XIX – siglo VII d.C.).
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Artemisa/Diana coronada con media luna en la cabeza |
La media luna era un símbolo querido por la diosa Diana, protectora de la caza pero también de las mujeres, el parto y muchos otros aspectos de la vida y la naturaleza. A menudo se la representaba con una luna creciente en la frente.
El mismo símbolo se asociaba a Hécate, divinidad del Inframundo pero también a la Luna (Mario Servio Honorato, Comentario sobre la Eneida de Virgilio, 6, 118 – siglo IV d.C.). De hecho, las tres divinidades a menudo llegaban a coincidir como una entidad tripartita (Horacio, Carmina, III.22.1) o como diferentes aspectos de la propia Diana que tomó el título de «Trivia» (Seneca, Medea, 7).
La semiesfera en el centro de la lúnula se refiere a este triple aspecto y se puede identificar con la luna llena, una de las tres fases lunares conectadas a las tres divinidades.
El símbolo de la media luna también tenía un significado atávico y primordial, ligado a la fertilidad de la tierra, la abundancia y el renacimiento, influidos por los ciclos lunares (Varrón, «De re rustica», I, 1).
Debido a su valor que lo abarca todo, la media luna era querida, de la misma manera, también por los hombres.
Al respecto, contamos con numerosas evidencias históricas y arqueológicas.
Baste con decir que encontramos este símbolo tanto en los escudos de los legionarios y auxiliares romanos como en los de sus adversarios bárbaros, e incluso en los «signa», los estandartes de las distintas unidades militares.
Y finalmente, llegamos a los amuletos. La foto reproduce una lúnula que perteneció a un hombre, especial porque contiene más elementos. A diferencia del amuleto femenino, observamos la presencia del «fascinus», un típico símbolo fálico apotropaico, utilizado por los varones y relacionado con el dios Príapo. A continuación aparecen tres testículos que amplifican su poder protector.
La lúnula de la foto también está enriquecida por un tercer símbolo, la "manu fica".
El reproducido en este símbolo era un gesto que representaba el acto sexual y, por tanto, considerado obsceno. Para los romanos todo lo que era moralmente reprobable tenía el poder de alejar las influencias negativas. Baste decir que, durante los «Lemuralia», el «pater familias» realizaba el ritual de protección precisamente con este gesto de la mano (Ovidio, «Fasti», V).
No es secundario otro símbolo que aparece entre el «fascinus» y la «manufica»: una X.
Este signo en muchas culturas adquiere múltiples significados y valores. En este contexto, confirma su función apotropaica que se puede asociar a su forma que recuerda tanto a dos espadas cruzadas (un símbolo más de protección) como a una encrucijada, considerada mágica en la cultura griega y romana. Este significado debe estar referido a la alteridad de las encrucijadas, llamadas «trivium», que no pertenecen a ningún camino y es ajeno a la realidad circundante. Por esta razón, se realizaban muchos rituales en estos lugares específicos. También hay un vínculo con la lúnula que apoya esta interpretación, pues la tríada Diana - Hécate - Luna es también la protectora de los «trivii» (Virgilio, Eneida, VI, 35). No es casualidad que anteriormente mencionáramos el apodo de «Trivia» para Diana.
Si lo miramos bien, en el amuleto en cuestión la X se encuentra en una encrucijada entre la lúnula, el «fascinus» y la «manufica». Ese es el lugar donde se concentra todo el poder protector.
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César en la Galia a la cabeza de la X Gemina. (Rome II: Total War DLC "César en la Galia".) |
Por último, otro elemento que hace único a este amuleto es el grabado de la lúnula, del que solo se puede leer y comprender una parte: "Leg X". Esto es muy importante porque identifica al propietario con un legionario de la «Legio X» y es una prueba clara del uso de la lúnula por parte de sujetos masculinos y además soldados.
Que fuera de un soldado de la «Legio X» está confirmado por el lugar del hallazgo del amuleto: un terreno cerca de Zamora, en España. La ciudad, que los romanos llamaron «Ocellodurum», formaba parte de Hispania Tarraconensis y no estaba lejos de «Petavonium » (hoy, Santibáñez de Vidriales). Aquí, según diversos testimonios arqueológicos, la «Legio X Gemina», enviada por Augusto en el año 19 a. C. para participar en la campaña cántabra, construyó un fuerte.
La unidad estuvo estacionada en esa zona hasta el 63 d.C., cuando fue trasladada a Panonia.
En este período debe fecharse el hallazgo.
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Ubicaciones de las unidades romanas entre el 19 y el 15 d.C)( Il. Angel Morillo) |
No sabemos nada más sobre su dueño, ni conocemos de qué manera el amuleto llegó tan lejos de Roma. Quizás el legionario murió en una pelea o simplemente lo perdió durante una marcha.
En todo caso, nos queda el gran valor histórico y arqueológico de este extraordinario artefacto.
Traducido del italiano por Alice Croce Ortega
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