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domingo, 25 de julio de 2021

TEUTOBURGO, AÑO 9 D.C. CRÓNICA DE UN DESASTRE

Un texto de Federico Romero Díaz 

LA BATALLA DE TEUTOBURGO(9 d.C). CRÓNICA DE UN DESASTRE.

La Batalla de Teutoburgo, no fue un simple revés militar. Fue un desastre desde varios puntos de vista. No solo supuso la desaparición casi completa de tres legiones romanas, fue la primera gran derrota a la que el jovencísimo Imperio romano, dirigido por Augusto debía enfrentarse.

Estado del campo de batalla cuando Germánico años después consiguió llegar a allí.

¿Qué fuerzas del bando romano y de los germanos se enfrentaron en los bosques de Teutoburgo? Por un lado lucharon tres legiones romanas (la XVII con su campamento en Novaesium, actual Neuss; la XVIII con sede en Castra Vetera (Xantem), la XIX en Colonia. A estas tres legiones hay que añadir seis cohortes auxiliares y tres alas de caballería. Se calcula en unos 15.000 efectivos, teniendo en cuenta que las legiones habían dejado a una parte de sus componentes como guarnición en sus cuarteles de invierno y en algunos fuertes diseminados por el territorio como guarniciones de control y vigilancia. A la cifra de combatientes, hay que sumar varios miles de civiles romanos: mercaderes, prostitutas, familias de los legionarios, taberneros, etc que inevitablemente acompañaban a las legiones en sus desplazamientos.

Las fuerzas romanas se enfrentaron a una confederación de pueblos germanos formada por unos 15 o 20.000 guerreros, fundamentalmente queruscos, bructeros y angrivarios aunque había presencia de otras tribus germanas. Iban mal armados con escudos de madera o mimbre, jabalinas, hachas y lanzas y solo en el caso de los nobles y de los guerreros profesionales de las bandas leales a los caudillos encontraremos cotas de malla, cascos de bronce y espadas.

Vistas las fuerzas que se van a encontrar mirar hacia atrás, a los antecedentes del conflicto. Los romanos, gracias a las campañas de hombres como Lucio Domicio Enobardo (3 d.C), Marco Vinicio y sobre todo el futuro emperador Tiberio(4 al 7 d.C) habían ido extendiendo su dominio desde la orilla oeste del Rin hacia las tierras occidentales de los germanos llegando a las orillas del Elba y del Weser. Las victorias se sucedían sobre los desorganizados y divididos germanos y ya solo el rey de los marcomanos Marbod al sureste de Germania parecía una seria amenaza. Fue Tiberio el encargado de someterle, sin embargo una gran rebelión en Iliria obligó a Augusto a retirarle de Germania para sofocar ese alzamiento. A pesar de Marbod y sus marcomanos, para los romanos y su emperador Augusto Germania era ya una tierra sometida. Tal vez por eso envió a un hombre como Publio Quintilio Varo, emparentado con la familia imperial, que hasta ese momento había tenido un brillante desempeño en el gobierno de África y de Siria, a la nueva provincia como legatus Augusti pro praetore para un periodo de unos 3 años( del 7 al 10). Tenía  la misión de integrar a la pacificada Germania en la administración imperial, suprimir las luchas entre tribus, el establecimiento de un sistema de justicia romana, el aumento de la actividad económica, la construcción de calzadas, etc. Sin embargo los germanos seguían muy apegados a sus tradiciones y se resistían a ser romanizados. Habían sido derrotados en repetidas ocasiones pero como veremos, no habían sido sometidos.

Situación en Germania del 7 al 9 d.C

Varo tenía más el perfil de un político o el de un funcionario que el de un militar. Puede que por eso Augusto decidiera mandarle como asesor de confianza en temas militares a Arminio. Era un joven príncipe querusco, hijo del noble Seguimer, que fue entregado a los romanos como rehén. Allí había recibido la misma educación que cualquier noble romano y obtenido la ciudadanía y el rango ecuestre entre otras cosas por su brillante desempeño como jefe de la caballería auxiliar romana en Iliria. Una vez en Germania, se ganó rápidamente la confianza de Varo, que en realidad le necesitaba para atraerse a otros nobles germanos y hacer frente con el apoyo de los queruscos a otras tribus más hostiles como los suevos, los sicambros, etc. A espaldas del gobernador romano conspiraba con los jefes de las principales tribus germanas. ¿Por qué Arminio traicionó a los romanos? Hay diversas teorías aunque la mayoría de los autores coinciden en que fue pura y simple ambición personal y que el papel de gobernante supremo de los germanos al que aspiraba era incompatible con una fuerte presencia romana al este del Rin.

Vamos con el desarrollo de la batalla, ¿Cómo fue posible que los germanos acabaran con casi tres legiones? Varo reunió el ejército en Castra Vetera, cruzó el Rin con rumbo hacia el río Lipe y después se aprestaron para penetrar en lo que ellos llamaban el barbaricum, es decir en territorio no dominado permanentemente por Roma. Antes se preocupó de ir dejando guarniciones en diferentes fuertes a lo largo de su ruta. Se pasó el verano administrando justicia y mediando en los diferentes conflictos de las tribus. A la llegada del otoño todo parecía en orden por lo que dio orden a sus legiones de que se preparasen para volver a sus cuarteles de invierno, en torno a la orilla del Rin.

Las legiones romanas avanzan por los bosques germanos( Serie Bárbaros)

La columna de las tres legiones con sus auxiliares y los miles de civiles que las seguían era enorme y su avance muy lento, 15 o 20 kilómetros diarios como máximo. Se puso en marcha el 7 de septiembre. Arminio informó a Varo de una falsa rebelión tribal en una zona cercana al camino de las legiones, que tan solo debían desviarse un par de días de su ruta. Le pidió permiso para adelantarse con su caballería auxiliar a reconocer el terreno, lo que aprovechó para ir acabando a traición con todos los fuertes y destacamentos que los romanos tenían.

El día 8 en medio de la marcha por terreno boscoso y pantanos la columna fue sorprendida por una fuerte tormenta que fraccionó aún más el paso de la columna. A su alrededor comenzaron a concentrarse miles de germanos. Los brúcteros fueron los primeros en atacar la vanguardia de la larga columna. A continuación fue el centro de la columna el que sufrió la carga de los germanos que  habían escogido cuidadosamente el escenario muy cerca del actual Kalkriese, atrapando a los legionarios entre una zona pantanosa y una fuerte pendiente fortificada. A costa de muchas bajas causadas por los proyectiles de los germanos, los legionarios pudieron por fin llegar a terreno abierto y formar, rechazaron a sus enemigos y construyeron un campamento donde los supervivientes pudieron refugiarse y pasar la noche.

Esquema de la batalla( Wikimedia commons) 

El día 9, nada más amanecer enviaron mensajeros en busca de Arminio y a reconocer el terreno. Varo aún no se creía que el querusco le había traicionado. Pero el día pasó y ninguno de los mensajeros volvió. Era hora de asumir la traición y pensar en cómo salir de aquel infierno. Para tener más posibilidades de escapar, decidieron deshacerse de los carromatos. Todo aquello que no fuera esencial para la marcha fue quemado en una enorme pira para que el enemigo no lo aprovechara. Por último se armó a los civiles, dándoles de esta manera una oportunidad de defenderse y de luchar por su vida y por último se tomó la más difícil de todas las decisiones, dejar atrás a los heridos.

Justo antes de la madrugada del 10 de septiembre se pusieron en marcha hacia el oeste de nuevo con el objetivo de alcanzar la frontera del Rin lo antes posible. Ante los ataques germanos la columna se fragmentó y desorganizó con rapidez. Los germanos, conocedores del terreno y armados a la ligera, se movían con agilidad en el frío y húmedo bosque. Ante la perspectiva de botín fácil el número de los atacantes no dejaba de aumentar (se unieron otras tribus reacias inicialmente a unirse a los planes de Arminio como los catos, caucos, marsos, usipetes, etc) las bajas fueron muchas esa jornada y los heridos abandonados en el campamento del día anterior fueron masacrados sin ninguna piedad. Cuando la diezmada columna pudo por fin llegar a un nuevo claro, formó y rechazó como el día anterior a los germanos, pudiendo construir un nuevo campamento en la actual colina de Felsenfeld (al este de Kalkriese).

Al amanecer del día 11 de septiembre los romanos supervivientes mandaron exploradores desde el campamento. Comprobaron que los germanos les habían bloqueado los caminos al norte y al sur más abiertos, obligándoles a continuar por el terreno boscoso, hacia el oeste, donde estaban en desventaja. Aprovechando una terrible tormenta salieron del campamento agrupados en dos grandes formaciones de unos 4.000 supervivientes cada uno. El primer grupo pronto se encontró con el camino defendido por numerosos germanos guerreros que les lanzaban proyectiles desde una empalizada. Mientras que el segundo grupo fue atacado por  la caballería querusca. Muchos mandos viéndose rodeados optaron por el suicidio, otros simplemente se dejaron matar. Uno de los grupos estaba liderado por un tal Lucio Egio y el segundo por otro oficial llamado Cejonio. El primero trató de negociar con los germanos pero murió tras ser traicionado por estos. El segundo murió defendiendo el campamento al que se había retirado de nuevo. Pequeños grupos trataron de escabullirse por el bosque donde fueron en su mayoría capturados y muertos. Solo algunos supervivientes llegaron a Castra Vetera, junto al Rin y comunicaron lo sucedido a los oficiales que allí quedaban.

Los romanos tratan de asaltar las posiciones de los germanos que protegidos les lanzan proyectiles

Hay debate sobre el número de víctimas romanas totales entre civiles y militares, Adrian Goldswothy deja la cifra entre 15.000 y 20.000. Los romanos hechos prisioneros fueron torturados, sacrificados en altares en el mismo bosque y dejados sobre el campo de batalla. El cuerpo de Varo que había sido enterrado por sus soldados fue sacado de su tumba, quemado y decapitado. Su cabeza fue enviada por orden de Arminio al rey Marbod, tal vez para intimidarlo. Este se la envió a Augusto para que tuviera un entierro digno de su cargo. Varo se convirtió en chivo expiatorio. No debemos olvidar que, a pesar de sus errores en Germania, en sus anteriores puestos de responsabilidad se había mostrado como un soldado y sobre todo como un político competente. Tal vez para Augusto era más fácil responsabilizarle, al fin y al cabo ya estaba muerto y no podía defenderse, que asumir que su política de expansión fronteriza a cualquier precio era errónea. Augusto prohibió todo tipo de festejos y temiendo que los germanos desbordasen el Rin y que incluso amenazaran Italia. Decretó la expulsión de los germanos de Roma y una movilización forzosa enviando a los nuevos reclutas a Tiberio que de nuevo fue puesto al frente de la situación en Germania. Nos cuenta Suetonio y Dion Casio que durante meses se negó a afeitarse y a cortarse el pelo y que a veces se golpeaba la cabeza contra las puertas gritando “Quintilio Varo, devuélveme mis legiones”

Roma perdió todos sus fuertes y puestos avanzados al este del Rin, ahora territorio hostil. Solo el fuerte de Aliso resistió. El oficial al mando Lucio Cedicio, alertado por algunos supervivientes de la masacre, al mando de dos cohortes y un par de unidades auxiliares plantó cara a los germanos durante semanas. Al comprender que desde la frontera no iba a recibir provisiones ni refuerzos evacuó el fuerte, llegando a salvo a la frontera gracias a la ayuda enviada por Lucio Nonio Asprenas, sobrino de Varo.

Estabilizada la frontera con los germanos, y tras asegurarse de que no iban a atravesar el Rin Tiberio se dedicó a lanzar expediciones de castigo contra las tribus germanas, que, divididas de nuevo fueron derrotadas repetidamente. Los romanos renunciaron a las tierras más al oeste del Rin pero no a la venganza.

Expediciones de Tiberio tras el desastre" Wikimedia commons)

A partir del año 14 es puesto al frente de las tropas el popular Tiberio Druso Cesar Germánico, que adoptó una política más agresiva. Arrasó todos los asentamientos que encontró a su paso y logró llegar al campo de batalla, que había sido dejado tal cual por los germanos. Nos cuenta Tácito que:

“Había huesos blanquecinos al aire libre, desparramados donde los hombres habían huido y amontonados donde habían resistido y luchado. Se veían fragmentos de lanzas, miembros de caballos, además de calaveras humanas atadas a los troncos de los árboles. Cerca de allí, en una arboleda se encontraron los extraños altares en los que los germanos habían masacrado a los oficiales romanos”

El general romano dio sepultura a los cadáveres de los legionarios caídos y retiró los despojos de aquellos cuyos cráneos habían sido clavados en los troncos de los árboles, o esparcidos por los altares donde habían sido sacrificados.

Germánico llega al campo de batalla y contempla los restos de los legionarios caidos.

Rescatará dos de las tres águilas pérdidas, un gran logro para el pisoteado orgullo romano. También capturó a Tusnelda, la esposa embarazada de Arminio, que será enviada a Italia. Su padre Seguestes, un noble querusco, había advertido a Varo de la traición de su yerno, pero este pensando que simplemente estaba resentido por el rapto de su hija Tusnelda, no quiso creerle. Arminio no conseguirá su sueño de unificar a las diferentes tribus germanas bajo su mando. Fue derrotado en dos batallas por las tropas de Germánico y sus últimos años los dedicó a huir de los romanos hasta que en el 21, traicionado por los suyos es asesinado. Su hermano Flavus, por el contrario siempre se mostrará fiel a Roma y a su condición de ciudadano romano. Acompañará a Germánico en sus campañas contra Arminio.

En el año 19, muerto Augusto y siendo ya emperador Tiberio se renuncia al control territorial directo de Germania por el enorme coste que le suponía al erario romano. Las tropas romanas se retiran definitivamente al Rin, se olvida llegar al límite del río Elba y se comienza a fortificar el Limes.

Arminio fracaso en su intento de gobernar a las tribus de Germania. No obstante 15 siglos después ya será usado por Lutero como símbolo de la oposición germana contra los dictados de Roma. Será, no obstante en la segunda mitad del siglo XIX cuando el reino de Prusia, que lideraba el proceso de reunificación alemana, enarbolando la bandera del nacionalismo alemán enaltezca la figura del caudillo germano como símbolo alemán opuesto a lo latino, en este caso en referencia a su rival Francia, hacia donde curiosamente apunta la espada de la gran estatua que en su honor se levantó en Teutoburgo.

Estatua de Arminio, Bosque de Teutoburgo.

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BIBLIOGRAFÍA

Goldsworthy, A.--En el nombre de Roma.—Booket

Bertolini, F.—Historia de Roma.—Edimat, 1992

Everitt, A.—Augusto, el primer Emperador.—Ariel, 2008

Tácito.—Anales.

Suetonio.—Vidas de los doce césares.


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