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lunes, 31 de diciembre de 2018

¿QUIENES SON LOS VERDADEROS PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA?. BREVE RESEÑA A LIGNVM.


Escrita por Federico Romero Díaz.


¿En cuantas novelas hemos aprendido sobre la vida y obra de emperadores y reyes, grandes generales, caudillos afamados, destacados militares, grandes políticos, etc? Casi todos tendríamos una larga lista de títulos que ofrecer como respuesta. ¿Y si cambiamos los términos de la pregunta? ¿Y si nos preguntamos en cuantas novelas hemos aprendido como vivían, como pensaban, de que manera rezaban a sus dioses, o en que condiciones trabajaban, o como se vestían los ciudadanos más modestos socialmente? Seguramente ya no se nos ocurrirán tantos títulos como en la primera cuestión. Ese es el valor de Lignvm, de la novela de la que vamos a hablar. Vamos a tratar de una obra que nos describe al detalle la vida cotidiana de esos ciudadanos romanos de condición humilde, la base social en la que Roma se apoyará para crear un Imperio que durará siglos.
Típica ínsula romana del siglo I a. C.
El autor

Ángel Portillo  nació en Barcelona, pero ha vivido su infancia y adolescencia en Badalona. En el museo de esta última ciudad, antigua Baetulo, es donde empezó a interesarse por el mundo romano. Docente de vocación y profesor de instalaciones electrotécnicas desde 1968 ha ejercido su profesión en Badalona, Flix, y Tortosa. Residente en la comarca del Montsia (Tarragona) puede vivir cada día al lado de unas de sus pasiones el Mediterráneo.

La obra

Lignvm es una historia bella y dura a la vez, amable y despiadada en ocasiones y no debe extrañarnos, ya que así era la vida de la gente que la protagoniza.

Estamos en Roma, a finales del siglo I d. C. Flavio Domiciano ha muerto y un nuevo emperador, Ulpio Trajano ha accedido al trono imperial con ideas más enérgicas y renovadoras en el ámbito militar. A pesar de ello la situación económica es dura para los ciudadanos romanos más humildes en la capital del Imperio. La subsistencia es un reto que hay que afrontar a diario en familias como la de los Vitalis, humildes ciudadanos de la Roma imperial que se alimentan de lo que el padre consigue ganar como carretero, repartiendo mercancía por las tiendas de la ciudad. A veces el joven Aurelio, el único hijo varón de la pareja consigue traer unas monedas a cambio de trabajos eventuales para los  comerciantes de su barrio.

Carro para el transporte de mercancías tirado por animales.

Leyendo esta novela el lector se da cuenta rápidamente de la dura labor de documentación que el autor ha tenido que afrontar para poder contar a ese nivel de detalle. En sus páginas, a través de las vivencias de sus protagonistas, descubrimos multitud de detalles interesantes. El autor nos enseña como funcionaban las corporaciones de oficios en Roma, nos explica su rígido código moral y religioso a través de pequeños cuentos y fábulas que se narran los personajes entre sí. También utiliza los acontecimientos que les suceden, como la enfermedad de uno de ellos para hacernos una gran descripción de la visita y estancia de la familia Vitalis en la Isla Tiberina en busca de la curación del Templo de Esculapio que allí había.

A través de esa infinidad de detalles curiosos descubrimos lo cerca y lo  lejos que estamos en diferentes aspectos de esos romanos del siglo I d.C. Aquellos que se regían por un código ético y moral basado en valores que algunos autores clásicos consideraban el verdadero origen de la grandeza de Roma. Hoy en día los consideraríamos arcaicos y desfasados. Entre estos valores destacan el dominio absoluto del "pater familias" sobre los miembros de la unidad familiar. El profundo machismo inherente a ese dominio del marido sobre su mujer e hijos impregna todos los aspectos de la vida de los personajes y determina su manera de pensar y actuar. También nos habla del estricto código de honor al que están sometidos nuestros protagonistas en su día a día. No obstante a pesar de este rígido y arcaico marco vital el amor y la ternura, innato al ser humano se filtra en su historia personal.

Algo que me ha resultado muy llamativo es la visión que el ciudadano romano, aunque sea pobre y no sepa que va a comer al día siguiente, tiene sobre si mismo y el resto del mundo, sobre aquellos que no tienen el enorme privilegio de ostentar la ciudadanía romana. Se consideraban así mismo la cima de la evolución humana. Ningún hombre o mujer, independientemente de su idea o ascendencia social ni siquiera un rey o el emperador de otra nación podía superar esa condición. Otro punto muy chocante para la mentalidad de nuestra época es la "cosificación" de los esclavos que son vistos desde un punto de vista esencialmente patrimonial. Estaban totalmente sometidos al capricho y al abuso de sus dueños que no tenían que dar cuentas a nadie del uso que de ellos hacían.

Por otro lado la novela es una excelente guía del itinerario que todo joven ciudadano debía pasar para llegar a ser legionario romano. Los exámenes físicos y médicos iniciales, el traslado hasta la sede de sus legiones, y el feroz entrenamiento al que eran sometidos y que convertía a estos hombres en perfectas piezas de la máquina militar más potente de su tiempo. El relato esta lleno de detalles interesantes como la vida en el campamento y en el "canabae" adjunto. Nos explica muy bien el sistema que permitía a los legionarios tener a sus esposas "no oficiales"pero si registradas cerca de ellos, etc.

Entrenamiento de los nuevos reclutas para la legión

En conclusión Lignvm es un excelente relato de la vida de los auténticos protagonistas de la historia, de aquellos que con su sangre y esfuerzo, fabricaron los tronos en los que se sentaron los famosos emperadores, los que con sudor y sufrimiento hicieron de Roma la ciudad más poderosa de su tiempo.

















lunes, 17 de diciembre de 2018

LIBISOSA: EL DIAMANTE EN BRUTO DE LA ARQUEOLOGIA ESPAÑOLA



Si estás leyendo esto caben dos posibilidades (intento adaptarme al mundo sin grises): que seas conocedor, seguidor o simpatizante -incluso fan- de Libisosa, o, que, movido por tu curiosidad e interés por la historia y la arqueología, te estés preguntando qué es (spoiler: lee el titular) y dónde está. Empecemos por el final: hablamos del municipio de Lezuza, a 50 km de Albacete capital. Hace más de 2000 años por allí pasaba la principal autopista de la península ibérica, la vía Heraclea, por lo que controlaba el paso de la Alta Andalucía a la costa levantina, lo que le daba al enclave un caché y un poder, en términos geoestratégicos, militares y comerciales, que explicaría su auge y su caída.

Hasta hace pocos años, Libisosa estaba en el fondo del cajón de la Historia, en el de la ropa que sabes que tienes pero que no te pones nunca. Era uno de esos topónimos apenas mencionados en las fuentes clásicas en el catálogo de las colonias romanas (Plinio) y poblaciones iberas oretanas (Ptolomeo). Sufiliación con la Lezuza moderna parecía clara, a falta de un peritaje oficial. De allí procedían algunas inscripciones y restos materiales esparcidos por diversos museos de la geografía española, fruto de hallazgos casuales por las labores agrícolas y de rebuscas individuales. La confirmación definitiva llegó cuando se empezó a prospectar y excavar de forma sistemática su “Cerro del Castillo” hace poco más de dos décadas. Así es cómo la actividad arqueológica, proyecto científico mediante, sacó a Libisosa del ostracismo y la puso en el escaparate del mundo académico.

Vista a vuelo de drone del yacimiento de Libisosa, la primavera de 2018 (www.cultura.castillalamancha.es)

Entonces, ¿qué hay en Libisosa? Se estima que el área arqueológica abarca más de 30 Ha. Y de toda esa superficie (y sus profundidades), se ha podido intervenir hasta la fecha en el 10 %. Gracias a ello, hoy sabemos que su historia se remonta al Bronce Final, que contó con un papel nuclear en época ibérica y que, efectivamente, allí se instaló la colonia foroaugustana con derecho itálico citada por Plinio. De esta fase destacan su foro y su decumano máximo, exhumados en las primeras campañas de excavación en la parte alta del cerro. Ese ius italicum, privilegio poco común que le fue conferido a sus colonos, buscaba sin duda un incentivo para fijar a la población en un emplazamiento de enorme relevancia estratégica. La mutación de la romanidad que empieza a ser patente en el s.III también afectó a Libisosa, y su decadencia. De hecho, cuando en época visigoda y altomedieval cambian los ejes viarios, Libisosa desaparece de la Historia, hasta su breve resurgir entre los siglos XIII y XV, como ponen de manifiesto la popular torre vigía, que da nombre al cerro, y el complejo político-religioso de una orden militar.

Foro de la colonia romana de Libisosa

¿Es esto lo que convierte a Libisosa en una joya singular del patrimonio arqueológico español?: no, aunque lo mencionado hasta aquí no es moco de pavo. Lo que convierte a este yacimiento en un diamante en bruto es su fase iberorromana, por su excelente conservación, debido, paradójicamente, a su destrucción precipitada y sistemática, que se ha vinculado con las guerras de Sertorio (82-72 a.C.). El derrumbe parcial de sus paredes de adobe provocó un “efecto sepultura” que nos ha trasladado una visión congelada y privilegiada, una foto fija de su estado previo a la devastación, una ruptura traumática (y una fortuna para los arqueólogos) de la que rinde también cuentas algún resto óseo, como el hallazgo del esqueleto infantil tirado sobre la calzada.

La imagen de la devastación, la suerte del arqueólogo: ánforas ibéricas y romanas sepultadas bajo los escombros

El estudio de la Hispania republicana, de su conquista y administración improvisada sobre la marcha, y de la situación de las poblaciones ibéricas, seguramente dediticias, que se mantuvieron a través de alianzas (lo que conocemos como Ibérico Final), es un puzzle muy complejo. Y ahí la Lezuza ibérica es la pieza más grande, porque es la que más ayuda a completarlo. Dentro del barrio iberorromano encontramos, por ejemplo,un imponente edificio oligárquico, con sus paredes de adobe de cerca de 2 m y su cuba de plomo para el tratamiento de la lana. No hay muchos sitios en España donde se pueda admirar una pared de tapial, con las huellas del encofrado, de 2100 años de antigüedad. Aunque seguramente el mayor atractivo sea su registro material, miles de objetos completos de cerámica y metal. La Libisosa iberorromana contiene, entre otras cosas, el conjunto de vajilla de bronce romana republicana más relevante de Hispania, o un excepcional conjunto de objetos rituales ibéricos, que constituyen una novedad extraordinaria para el conocimiento de la iconografía y religión ibérica. Las últimas intervenciones, cuyos resultados se resumieron recientemente en una conferencia en el Museo Arqueológico Nacional, que se puede ver íntegramente en su canal de Youtube, muestran un yacimiento que parece encontrarse en continua competición consigo mismo, y que se ha ido configurando como una suerte de matrioshka, una muñeca rusa de contextos cerrados. Es una mina para la investigación científica.

Escaleras de acceso y cuba de plomo del edificio oligárquico del barrio iberorromano

Pero no estamos escribiendo estas líneas para hablar sobre el estatus académico de los hallazgos de la actual Lezuza. Si por algo se ha definido el Proyecto Libisosa desde el principio es por su decidido esfuerzo por la puesta en valor del Patrimonio que se iba recuperando con las intervenciones de campo, por rendir cuentas ante la sociedad, en la era analógica a través de Jornadas de Puertas Abiertas.Gracias al servicio de Turismo puesto en marcha por el Ayuntamiento de Lezuza, el yacimiento es ya visitable todo el año, así como su Colección Museográfica, inaugurada en 2011.El Proyecto Libisosa es, ante todo, un proyecto científico hecho desde la Universidad, con el apoyo y complicidad de las instituciones públicas (Gobierno regional, Diputación, Ayuntamiento), pero con la conciencia de funcionar también como un motor de desarrollo socio-económico, incluso de empleo directo, pero también como escuela de formación de futuros arqueólogos. Un servidor salió de esa cantera.

Vaso ritual de la “Diosa y el príncipe ibero”
Efectivamente, con la excavación arqueológica se crea Patrimonio, se revaloriza por tanto el lugar, el pueblo, ciudad o región en la que se interviene. Se potencia su visibilidad. Pero para ello debemos fomentar lo que hacemos, cómo lo hacemos, por qué y para qué lo hacemos. Necesitamos cómplices en todos los órdenes sociales. Tenemos que financiar nuestra investigación y, al mismo tiempo, justificar el gasto. Por eso en los últimos meses el Proyecto Libisosa se ha decidido por dar un paso más, combinando transparencia y proselitismo, al dirigirse al gran público a través de las RRSS (@libisosaoficial), con un peculiar recurso al lenguaje audiovisual. Creo en el deber de adaptar el lenguaje, el código, con la honestidad del científico y las herramientas que nos ofrece la sociedad contemporánea; en la obligación de estudiar el Pasado y, al mismo tiempo, saber proyectarlo desde el Presente. La del Proyecto Libisosa es una actividad amateur en este sentido, pero al menos es un ejercicio de divulgación “desde dentro”. Y soy consciente del peligro, porque la espectacularidad intrínseca de Libisosa puede alimentar la fantasía errónea y romántica de lo que el aficionado o un parte de la sociedad tiene sobre lo que es la Arqueología. Pero supongo que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

En ocasiones se ha querido definir (yo mismo lo he hecho) a Libisosa como la “Pompeya ibérica”. No es ni mucho menos una comparación descabellada, salvando multitud de matices, y diferencias de forma y fondo. Y es breve. Es muy de Twitter. Pero Pompeya es Pompeya. Justamente he tenido el privilegio de formar parte de un equipo de la Universidad de Alicante que estuvo excavando en una de sus insulae no hace mucho, antes de que se declarara zona de emergencia, y de la (pen)última época dorada que está atravesando desde el punto de vista mediático.Durante 6 años tuve el placer de recorrer sus calles vacías antes de la apertura al público (cuando había huelga de conserjes); de hundir mis manos en el lapilli que la sepultó. Sin duda, fue toda una experiencia, en muchos sentidos. Pero, ¿sabes qué?, también llevo 20 años excavando en Libisosa. Casi desde el principio. Más de media vida. Y, créeme, a Libisosa… solo se le parece Libisosa.

Imagen de la última campaña de excavaciones de 2018
Héctor Uroz Rodríguez
Sobre el autor: Héctor Uroz es Profesor de Historia Antigua de la Universidad de Murcia, y Doctor y Licenciado en Historia con Premio Extraordinario por la Universidad de Alicante. Sus libros y artículos científicos se han centrado en el estudio del mundo ibérico y romano, en cuestiones de cultura material, de Iconografía y religión. Tiene una amplia experiencia en el trabajo de campo, habiendo participado en excavaciones arqueológicas en Pompeya o La Alcudia de Elche, mientras que del importante yacimiento de Libisosa no solo actúa de co-director científico, sino que además administra y crea todo el contenido de sus RRSS. Recientemente se ha unido a la Plataforma “Divulgadores de la Historia”.


Libisosa en las RRSS:

lunes, 10 de diciembre de 2018

OSCURA ROMA. CUANDO MAGIA Y REALIDAD SON LA MISMA COSA. BREVE RESEÑA.



Escrito por Federico Romero Díaz

"Roma. Año 67 a.C. La dictadura de Sila es historia, y las instituciones republicanas parecen haber recuperado su funcionamiento tradicional. Sin embargo, el enfrentamiento entre la facción de Pompeyo y los senadores más conservadores amenaza con llevar a Roma a un nuevo conflicto. En un momento de máxima tensión, uno de los hombres de Pompeyo aparece muerto en el Aventino en extrañas circunstancias. Sin sangre, sin heridas... como si hubiera muerto de miedo."

Ese último detalle despierta el interés de Marco Lemurio, mucho más que un simple curandero, que preocupado decide investigar quién o qué está detrás de la muerte de Sexto Pedio. Así se plantea el argumento de esta novela en su cubierta. Todo parece indicar que estamos ante una novela policíaca más ambientada en la Roma tardo-republicana, sin embargo nada más lejos de la realidad. Pero vamos paso a paso y hablemos primero de su prometedor autor.
Tablilla de maldición(escrita en griego contra Kardelos). Plomo siglo IV d.C.

EL AUTOR.

Luis Manuel López Román nació en Madrid en 1982, estudió Historia y Filología Clásica en la Universidad Complutense. Tras unos años dedicados a la investigación en ese ámbito, pasó a la enseñanza en secundaria. Siendo esta la actividad a la que aún se dedica. Esta tarea la compagina con su labor en la conocida y prestigiosa web "Portal Clásico" donde es uno de sus administradores. Ahora a estas actividades debemos sumar, para nuestra satisfacción,  la escritura.

LA OBRA.

"Oscura Roma"(saga Marco Lemurio 1) es, como se nos indica en el título la primera, de esperamos que una larga serie de entregas, de las aventuras de un protagonista de lo más peculiar, Marco Lemurio. Un complejo personaje compuesto de muchas facetas(curandero, brujo, detective, estafador, hermano mayor de Céfiro, su joven esclavo, etc). Estamos ante una historia asombrosa por la perfecta síntesis, entre lo mágico y lo real. Marco Lemurio se mueve en una ciudad, Roma, que casi podemos ver, tocar, incluso oler. Estamos ante un escenario descrito con una técnica narrativa muy realista, aunque de repente, se nos muestra un mundo lleno de magia negra, terrible y despiadado a la vez que perfectamente enhebrado con el auténtico, el cotidiano gracias a la habilidad narrativa del autor.



Otro aspecto a destacar de la obra es lo bien que estan construidos los personajes. Aparecen dotados de personalidad propia, de un pasado y de sus propios fantasmas. Y eso no afecta solo a los principales participantes de la historia, sino también a los secundarios.En su faceta histórica, debemos señalar que por la novela desfilan o se mencionan algunos de los grandes personajes de los últimos años de la República Romana. Hombres como Pompeyo, Terencio Varrón, Lúculo, Cicerón, etc nos son descritos con gran acierto, con ese exceso de dignidad y conciencia de clase que les hace creerse los dueños del mundo, y que les impulsa a tratar con desprecio a los miembros de las clases inferiores, por muy ciudadanos romanos que sean.

Estamos con Oscura Roma, ante una afortunada síntesis entre lo real y lo mágico, entre la ficción y la historia, entre la vida y la muerte. Es esta perfecta coincidencia, esta extraña suma de factores, la que hace que no nos podamos perder esta novela, primera entrega de una saga que promete darnos muchas horas de placentera lectura.
                                                    
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