viernes, 28 de junio de 2024

CUANDO LAS AGUAS DEL RIN SE TIÑERON DE ESPUMA ROJA. BATALLA DE ARGENTORATUM( 357). LAS CAMPAÑAS DE JULIANO Y VALENTINIANO I EN LA GALIA.


Texto de Federico Romero Díaz

En el 355, nada más ser nombrado César por su tío Constancio II, el joven Juliano fue enviado al norte de la Galia con la misión de recuperar los territorios romanos arrebatados por los germanos al Imperio y reestablecer el limes del Rin. Para ayudarle en su labor Constancio asigno a Juliano a algunos de sus más veteranos generales para que le asistieran en sus campañas. 

Germanos saqueando una ciudad gala( Il. Ken Broeders. Cómic El Apóstata. Yermo Ediciones)

Cuando llegó a la Galia, se encontró con una situación muy complicada. Muchas poblaciones estaban ocupadas por francos o alamanes. Hasta entonces, Juliano había sido un joven estudioso, un ratón de biblioteca que había leído todos los tratados de estrategia militar de la época. Sin embargo, ante sus soldados pronto se mostró como un decidido hombre de acción.

Juliano(( Il. Ken Broeders. Cómic El Apóstata.        
 Yermo Ediciones)

En el 356, Juliano comenzó la reconquista del territorio imperial desde el sur. Llegó a Vienne, que estaba en manos romanas, y desde allí avanzó hacia el norte, llegando a Autun, amenazada por los germanos. A finales de junio, llegó a la ciudad y siguió hacia el noreste, luchando contra las bandas germanas y liberando territorios a medida que avanzaba. 

Tras conseguir una tregua con los francos, centró su atención en los alamanes. Continuó su avance hacia el norte, llegando a Reims y, después de muchos combates, reconquistó Colonia Agripina para Roma. Con la llegada del invierno, se retiró a Sens, donde fue sitiado por los alamanes. Aunque el auxilio de la caballería de Marcelo nunca llegó, Juliano consiguió derrotar a los sitiadores y recibir refuerzos enviados por Constancio II bajo el mando del bárbaro imperial Barbacio.

Campañas de Juliano contra los germanos 356-360. Autor Roger M. Kean

El ejército de Juliano

Los casi 25.000 soldados que acompañaban a Barbacio permitieron a Juliano actuar de manera más agresiva en la campaña del 357. Reconstruyó Bonna y mejoró las defensas de Colonia. Después, trazó un plan con Barbacio para apresar al ejército de la confederación alamana. Los alamanes comprendieron que debían actuar para no ser expulsados de sus nuevas tierras. Entre los líderes alamanes estaban Cnodomario, Vestralpo, Urio, Ursicino, Sumario, Hortario y Serapión. También las fuerzas de Vadomario se enfrentaron a las legiones romanas. Los alamanes reunieron unos 30.000 hombres para enfrentarse a Roma.

Ante tan gran fuerza, la situación era crítica para Juliano, especialmente tras la desbandada de las fuerzas de Barbacio. Juliano contaba con unos 10.000 infantes, de los cuales la mitad eran auxiliares y la otra mitad legionarios, apoyados por unos 3.000 jinetes. Los alamanes, que superaban en más de dos a uno a los romanos, se mostraron arrogantes y exigieron a Juliano que abandonara las tierras que consideraban suyas.

las tropas romanas se preparan para combatir( Il. Ken Broeders. Cómic El Apóstata. Yermo Ediciones)



Los alamanes tardaron tres días en cruzar el Rin con todos sus efectivos, lo cual fue un error táctico que los dejó atrapados entre las espadas romanas y el río. Juliano vio una excelente oportunidad de derrotarlos en un solo enfrentamiento y se dirigió a su encuentro, enviando exploradores a caballo e infantería ligera para proteger los flancos de su ejército durante la marcha.


Escaramuza en la orilla del Rin . Autor G. Embleton

La Batalla de Argentoratum (357)

Al enterarse del cruce del Rin por el gran ejército alamán, Juliano decidió enfrentarlos. Contaba con una escolta de unos 200 hombres a caballo y sus tropas estaban compuestas por las legiones de los Regii y los Primanii, así como por los Hérulos, Celtas y Petulantes. Antes del combate, Juliano exhortó a sus soldados a comer, beber y descansar adecuadamente, pero el consejo no fue bien recibido. Juliano examinó el campo de batalla y ocupó una posición favorable algo elevada, fortificándola y desplegando sus tropas.

El César se colocó a la derecha y Severo, su magister equitum, a la izquierda. En el centro se situó la infantería ligera con la misión de hostigar al enemigo, y detrás de ellos, la legión palatina Regii y los auxiliares bátavos, cornuti y bracchiati. Detrás, a modo de reserva, estaban los 500 catafractos y la legión Primanii, además de hérulos y celtas. Fue una sabia decisión que se mostró efectiva en la lucha.

Despliegue de tropas de alamanes y romanos previo a Batalla de Estrasburgo o de Argentoratum 357, 

Los alamanes, informados de la disposición romana, situaron a su caballería ligera enfrente de la romana, mezclando a sus mejores jinetes con soldados a pie. El rey Serapión se situó en el ala derecha y Cnodomario en la izquierda. El grueso de los alamanes estaba en el centro, con la misión de aplastar a los romanos con su empuje y superioridad numérica.

  La caballería pesada romana vacila.                            
Severo, al mando del ala izquierda romana, detectó una emboscada alamana en un canal cenagoso y detuvo su avance. Tras un intercambio de proyectiles, los alamanes exigieron a sus reyes que descabalgaran de sus monturas para luchar a pie. Todos los reyes alamanes accedieron y compartieron el destino de sus guerreros. En la izquierda, Severo progresaba sin grandes problemas, mientras que en la derecha, la caballería pesada romana se desbandó tras una herida leve a uno de sus líderes y la caída accidental de otro de los jinetes. Juliano logró reunir a sus hombres y enfrentarse de nuevo al enemigo.

Los alamanes lanzaron un poderoso ataque encabezado por Cnodomario, logrando abrir una brecha en las líneas romanas. Sin embargo, los Batavi y los Regii cerraron la brecha, y la primera línea romana quedó reconstruida. Los reyes alamanes, con sus tropas de élite, intentaron nuevamente romper la formación romana, pero los Primanii resistieron "como torres". Los alamanes, cansados y viendo que no podían romper la línea romana, comenzaron a morir en gran número.

Cnodomario lanza un potente ataque frente a las líneas romanas. ( Il. Ken Broeders. Cómic El Apóstata. Yermo Ediciones)

Los alamanes sobrevivientes huyeron hacia el Rin, que se tiñó de rojo por la sangre de los guerreros alamanes. donde muchos murieron ahogados o atravesados por proyectiles romanos. El conteo oficial registró 6.000 alamanes muertos en combate y 2.000 ahogados más, con solo 243 soldados romanos muertos. Cnodomario se intentó esconder, pero fue capturado y enviado a Roma, donde falleció poco después.

Alamanes recibiendo la lluvia de proyectiles romanos

La victoria de Juliano y sus campañas posteriores en la Galia.

La victoria de Juliano demostró el poder de las legiones romanas, incluso en inferioridad numérica, gracias a un buen liderazgo, disciplina y organización. Fue el triunfo más resonante de Juliano, quien fue aclamado como imperator por sus soldados, aunque él rechazó el título.

Aprovechando su victoria, Juliano cruzó el Rin y asoló el territorio enemigo hasta que el miedo a una posible emboscada en una zona demasiado boscosa, lo hizo retroceder. Firmó una tregua con los germanos y, al no cumplir con su promesa de devolver cautivos romanos, Juliano cruzó nuevamente el Rin para liberar a 20.000 cautivos. En el 358, también llevó a cabo acciones contra los francos del bajo Rin, reforzando las defensas romanas y asegurando la frontera del Rin hacia el 360.

Bárbaros se llevan cautivos a provinciales romanos. (( Il. Ken Broeders. Cómic El Apóstata. Yermo Ediciones)

Las guerras de Valentiniano I. La Batalla de Solicinum.

Valentiniano I enfrentó una serie de conflictos con los alamanes tras su llegada al poder. En el 365, los alamanes invadieron la Galia, aprovechando la disminución de los subsidios que el Imperio les abonaba. Derrotaron a Charrito y Severiano, enviados por Valentiniano, y continuaron su avance. En el 366, un ejército romano, al mando de Dagalaifo, también fracasó contra los alamanes. Sin embargo, Jovino, otro general de Valentiniano, consiguió una victoria significativa, capturando a 4.000 guerreros y matando a 6.000 más (Amiano Marcelino, Historia, XXVI, 5, 13).

A pesar de esta victoria, los alamanes volvieron a atacar el limes en el 366 y destruyeron Mogontiacum. Valentiniano reaccionó con dureza, ordenando el asesinato de Viticabio, hijo de Vadomario, y organizó un ejército expedicionario que invadió territorio alamán.

Destrucción de una ciudad romana por los bárbaros. (( Il. Ken Broeders. Cómic El Apóstata. Yermo Ediciones)


La batalla de Solicinium fue una victoria pírrica para los romanos, que sufrieron grandes bajas y tuvieron que retirarse (Amiano Marcelino, Historia, XXVII, 10, 5). Los alamanes destruyeron la principal fortaleza romana en su territorio.

Los alamanes continuaron desafiando la autoridad romana, ahora liderados por el rey Macriano. Tras cuatro años de guerra, y con problemas en otras fronteras, Valentiniano no tuvo más remedio que firmar una paz con Macriano en 369. Esto permitió un periodo de relativa calma en el Rin (Amiano Marcelino, Historia, XXIX, 4, 5).

En resumen, a pesar de los éxitos iniciales de Juliano y las victorias esporádicas de Valentiniano I, la frontera del Rin siguió siendo un punto de tensión constante para el Imperio Romano. La capacidad de respuesta romana y la habilidad de sus líderes militares se pusieron a prueba repetidamente, reflejando la complejidad y los desafíos de mantener la seguridad en una de las fronteras más conflictivas del Imperio.

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jueves, 13 de junio de 2024

EL CURSUS HONORUM DEL DIVUS JULIUS.

 

El Cursus Honorum del Divus Julius

Una colaboración de Francisco Jesús Calvo Falce para Historia y Roma Antigua

       Divus Julius, el Divino Julio, El Divino César1. ¿Qué forma de ser debió tener un hombre para que fuera divinizado por sus conciudadanos? O más bien, ¿cuál tuvo que ser su obra para que dejara tal impronta en la sociedad como para elevarlo al panteón de los dioses? Esa persona fue Julio César. Antes de llegar al momento histórico en el que desarrolló sus políticas públicas, tuvieron lugar una serie de hechos y acontecimientos que le permitieron llegar a alcanzar la posición de privilegio a partir de la cual conseguiría ocupar el poder absoluto en Roma como Dictador, entendiendo tal título en el contexto de la cultura clásica. Así pués, el objeto de la presente exposición es exponer cómo se produjo el ascenso del futuro dictador tras ocupar diversos cargos en un cursus honorum2 plagado de metas impuestas por el propio Julio César, en principio inalcanzables, aunque a la postre se las ingeniase para llegar a conseguirlas.



Imagen 1. Busto de Julio César


       Su carrera pública comenzó en el año 84 a.C., a los 16 años, durante el consulado de Cinna (padre de Cornelia, primera esposa de Julio César), cuando fue nombrado flamen dialis. Ese mismo año, Sila, del partido de los optimates3, derrotó a Mario el joven (primo de César) y entró en Roma. Sila sancionó a todos los seguidores de Mario (casado con Julia, tía de César) con la  pérdida de sus privilegios. César fue cesado de su nombramiento y, en definitiva, ante la posibilidad de poder ser anulado el perdón conseguido y ser ajusticiado al igual que Cinna o Mario, decidió partir de Roma.


       Viajó a Oriente donde tuvo su primera experiencia militar en la guerra contra Mitrídates VI. Pasó un tiempo en la corte del rey Nicomedes IV en Bitinia y llegó a ser apresado por los piratas, a los cuales capturó y ajustició una vez fue rescatado. Por el valor desempeñado en la guerra se le condecoró con la corona cívica. Tras la muerte de Sila (78 a.C.) volvió a Roma y ejerció como abogado y, aunque no ganó todos su casos, se dio a conocer como orador. En el 73 a.C., a la muerte de su tío, fue nombrado pontífex, con lo que entró a formar parte del Colegio de Pontífices.


       En el 69 a.C. murieron su esposa Cornelia al dar a luz, junto con su hijo, pocos días después, y su tía Julia. César organizó funerales públicos con los que desafió las leyes de Sila al estar presente imágenes tanto de Cinna, como de Gayo Mario y Mario el Joven, lo cual le granjeó el apoyo de los plebeyos y del grupo de los populares, en contraposición a la postura adoptada por los optimates. Tras ser elegido en los Comicios del 69 a.C. como cuestor4 le correspondió un cargo en la provincia romana de Hispania Ulterior, donde conoció a Lucio Cornelio Balbo, futuro consejero y amigo de César.



Imagen 2 y 3: Gayo Mario (izquierda) y Lucio Cornelio Sila (derecha). Gliptoteca de Munich.


       De nuevo en Roma, César obtuvo su primer cargo del cursus honorum en la propia ciudad: fue nombrado edil curul5 en el año 65 a.C. Entre las muchas potestades y obligaciones que le confería el nuevo nombramiento se encontraba la organización de los juegos en el Circo Máximo. Fue aquí donde César comenzó a atraer a su futura causa a la plebe, cuando, ante la escasez del presupuesto público financió los espectáculos con fondos personales; su aportación estuvo por encima de la realizada por anteriores personas que ocuparon el mismo cargo, sin que para ello le importara adquirir una gran deuda en pos del triunfo y metas superiores en su carrera política. Llegó incluso a organizar una naumaquia6 para lo cual mandó desviar el curso del río Tíber para que inundara el Campo de Marte7.



Imagen 4: Naumaquia en el Coliseo de Roma (óleo sobre lienzo de Ulpiano Checa)


       En el año 63 a.C. fue elegido Pontifex Maximus, puesto que le permitió presidir el Colegio de Pontífices lo que le dio nuevas potestades que debieron asumir tanto a él como su esposa, Pompeya, quien era responsable de organizar la Bona Dea, noche exclusivamente femenina en la que se descubrió que Clodio entró en la casa de César disfrazado de mujer con objeto de yacer con la esposa de éste. Su mujer fue declarada inocente por César y, aun así, Pompeya recibió una orden de divorcio de su esposo alegando que: 'La mujer de César no sólo debe ser honrada; además debe parecerlo'.


       Durante el consulado de Marco Tulio Cicerón (año 63 a.C.) se produjo la conjuración de Catilina, que ante el intento fallido de destituir a los magistrados electos y reducir el poder senatorial, se le permitió asistir, tanto a él como a quienes le ayudaron, a la sesión del Senado en la que se debatiría la pena impuesta a los conjurados. Ante la brillante exposición oratoria de César promoviendo la negativa a la pena de muerte de los conjurados se presentó la adversidad de Catón, que consiguió que se les declarara culpables y fueran ajusticiados. César fue acusado de participar en la conspiración aunque no llegó a ser probado tal hecho.


Imagen 5: Cicerón ante el Senado contra Catilina (imagen de Maccari)

       El 62 a.C. fue nombrado praetor urbanus8 y tras ese año, en el que tuvo nuevas disputas con Catón, fue nombrado propaetor de Hispania Ulterior. En el transcurso de ese año materializó pequeñas campañas contra Lusitania que le suministraron cierto botín con el que pudo hacer frente a parte de sus deudas. El Senado le concedió un triunfo, por sus éxitos militares, aunque no pudo disfrutarlo en un primer momento debido a su ambición por seguir creciendo en su carrera política. Así, abandonaría la provincia antes de llegar su sustituto, aunque no podía entrar en Roma antes de celebrar su triunfo, por lo que decidió enviar emisarios que presentaran su candidatura al consulado. Como resultó que Catón, portavoz del grupo optimate, se las ingenió para seguir hablando y así evitar que se aprobara la solicitud remitida por César, ante ello, el futuro dictador decidió prescindir de su triunfo y realizar su candidatura personalmente.


       Pompeyo ya había tratado de comprar a su clientela y a los votantes para conseguir los dos consulados. Por su parte los optimates propusieron a Marco Calpurnio Bíbulo. Finalmente el año 50 a.C. fueron elegidos Julio César y Bíbulo. La actitud de Catón ante cualquier presentación de normativa por parte de César, sobre todo, ante la presentación de una propuesta de ley agraria para el reparto de tierras a los veteranos de Pompeyo, ocasionó que César la presentara ante los Comicios, aunque en definitiva llegaron a ser aprobadas en el Senado con el apoyo de Craso (partidario de los optimates). Quedó así constituido el primer triunvirato, favorecido por el dinero y prestigio de Pompeyo, la intención de Craso de ser procónsul9 y la idea de César de conseguir el mando de una provincia que le permitiera continuar su carrera política. Ante el veto de Bíbulo y sus partidarios ante las leyes presentadas por César, éste  llevó sus proyectos a los Comicios donde fueron aprobados gracias al apoyo físico de los veteranos de Pompeyo. Bíbulo terminó por no salir de casa, con lo cual quedó sólo César en el consulado.




Imagen 6 y 7: Cneo Pompeyo Magno (izquierda - Museo del Louvre)) y Marco Licinio Craso (derecha - Gliptoteca Ny Carlsberg de Copenhague).


       Tras su año de consulado César fue nombrado procónsul de las provincias de Galia Transalpina e Iliria en principio y, posteriormente, de la Galia Cisalpina, por un periodo de cinco años. Se aprovechó de una posible amenaza de los helvetios para iniciar lo que fue conocido como Guerra de las Galias (58-49 a.C). Hizo alarde de unas grandes dotes para la estrategia y para la guerra. Mediante rápidos traslados, en los que participaba como cualquier otro soldado, las tropas conseguían la capacidad de sorprender al enemigo. En las batallas no dudaba, si era necesario, en participar activamente en primera línea. Consiguió otros cinco años gracias al acuerdo de que Pompeyo y Craso ocuparan plaza de consúles, lo que supuestamente limó la crisis política existente en el triunvirato. La muerte de Julia de parto (esposa de Pompeyo e hija de Julio César) y la muerte de Craso en batalla acabaron por romper el triunvirato. La guerra de las Galias finalizó tras el sitio de Alesia, en el que las legiones de César vencerían al ejército galo del caudillo Vercingétorix..


Imagen 8: rendición del caudillo Verncigétorix ante Cayo Julio César (obra pictórica de Lionel Royer)


       El poder de César era mal visto por muchos de los senadores, por lo que se opusieron a que volviera a Roma como cónsul, ya que de ese modo no podrían juzgarlo por los delitos que hubiera cometido durante su consulado. Intentaron apartarlo de su mando en las Galias antes de la fecha límite de su mandato, aunque Curio, tribuno de la plebe, consiguió vetar todas las propuestas senatoriales de esa índole. De este modo empezaba a producir su fruto el dinero que César, durante todos los años de campaña, había enviado a Roma para asegurar que fueran elegidos como magistrados personas adeptas a su causa. Igualmente ocurrió cuando Marco Antonio ocupó el puesto de tribuno. Ante la propuesta del Senado a César de licenciar a sus legiones o ser declarado enemigo público envió a Marco Antonio al Senado con una misiva en la que se declaraba amigo de la paz y proponía que tanto él como Pompeyo abandonaran sus mandos. Metelo Escipión ratificó la alternativa a César y Marco Antonio, Celio y Curio abandonaron Roma, en la que se había declarado el estado de emergencia.

       Pompeyo recibió poderes excepcionales y se le instó para traer las tropas que había reclutado a Roma. César, acompañado de la XIII Legión cruzó el Rubicón con lo que se inició la guerra civil. Pompeyo se retiró a Grecia y César decidió hacer frente en primer lugar a las legiones de Pompeyo en Hispania a las que venció en la batalla de Ilerda. Posteriormente venció a las tropas de César en Dirraquium y Farsalia. Pompeyo fue a Rodas y Metelo y Catón al norte de África.


Imagen 9: Cleopatra y César (obra de Jean-Léon Gérôme)


       César, al regresar a Roma fue nombrado dictador vitalicio y desde allí se dirigió a Egipto donde, tras tener conocimiento de que Pompeyo había sido asesinado, intervino en la política egipcia, donde gobernaba Cleopatra junto a hermano y esposo Ptolomeo XIII. Exigió además la deuda que Egipto había contraído con Roma en épocas anteriores en trigo y aceite. Tras vencer en la batalla de Zela a Farnaces, rey del Ponto, tuvo lugar la batalla de Tapso (46 a.C.) en la cual fallecieron Metelo Escipión y Catón. Los hijos de Pompeyo y el anterior legado de César, Tito Labieno, huyeron a las provincias de Hispania.


Imagen 10: Disposición de los ejércitos en la batalla de Tapso, según grabado del siglo XVII.

       En ese momento, julio del 46 a.C., César regresó a Roma y desarrolló unas políticas, tanto interior como exterior, que a pesar de los logros que supondrían para Roma, no impediría que el 15 de marzo del año 44 a.C. fuera asesinado por miembros del Senado, lo cual no supuso el olvido de su persona, llegando a ser declarado miembro del panteón de dioses romanos, de ahí que Suetonio llame al capítulo dedicado a Julio César en su Vida de los dode Césares con el título de Divus Iulius.


Imagen 11: Asesinato de Julio César (óleo sobre lienzo de Vincenzo Camuccini)

NOTAS

[1] Para la vida de César se han consultado las siguientes obras:

SUETONIO, Vidas de los doce Césares. Vol. I. Barcelona, Editorial Gredos S.A., 2008, pp. 3-101.

PLUTARCO, Vidas paralelas: Alejandro Magno-Julio César. Vol. 6. Barcelona, Editorial Gredos S.A., 2008, pp. 126-210.

[2] La organización política en Roma:

https://bloglatin.wordpress.com/wp-content/uploads/2020/09/2.-la-organizacion-social-y-politica-de-roma-con-imagenes.pdf.

[3] Grupo conservador.

[4] Especie de ministros de Hacienda que cuidan de la Hacienda pública, llevan las cuentas y registros de los ingresos y gastos del Estado, vigilan la recaudación de impuestos, acompañan al ejército para ocuparse de los gastos, de la intendencia militar y de la paga de los soldados, entre otras competencias (ver nota 2).

[5] Funcionarios municipales con funciones de policía e inspección de calles y mercados, se ocupaban del abastecimiento de la ciudad y de la organización de los juegos públicos. Este último cometido era importante para ellos, pues gracias a él podían ganarse los votos del pueblo para magistraturas superiores. Por eso ponían un cuidado especial en la organización de los espectáculos, gastando a veces su propio dinero para darles mayor esplendor (ver nota 2).

[6] Representación teatral de una batalla naval con birremes, trirremes y cuatrirremes reales.

[7] MUÑOZ-SANTOS, M.E.: "Naumaquias en Roma: batallas navales en la capital del Imperio". National Geographic Historia. nº. 151. Barcelona, RBA Ediciones, 2012. pp. 58-67.

[8] Su función principal consistía en presidir los tribunales de justicia. El más importante, el Praetor urbanus, administra justicia en Roma a los ciudadanos romanos. Otros desempeñan su cargo en provincias (ver nota 2).

[9] Los Cónsules eran dos y ostentaban el poder supremo. Son generales en jefe del ejército, presiden el Senado y tienen poder ejecutivo. Cuando cesaban podían optar a ser procúnsoles o gobernadores de provincias con mando militar en ellas (ver nota 2).

BIBLIOGRAFÍA.

Textos clásicos griego-latinos:

SUETONIO, Vidas de los doce Césares. Vol. I. Barcelona, Editorial Gredos S.A., 2008, pp. V-XXXI (introducción de Picón García, V.) y 3-101.

PLUTARCO, Vidas paralelas: Alejandro–César. Vol. VI. Barcelona, Editorial Gredos, S.A., 2008.

Otros textos:

La organización social y política de Roma, http://bloglatin.wordpress.com, disponible en https://bloglatin.wordpress.com/wp-content/uploads/2020/09/2.-la-organizacion-social-y-politica-de-roma-con-imagenes.pdf (consultado el 08/06/2024).

MUÑOZ-SANTOS, M.E.: "Naumaquias en Roma: batallas navales en la capital del Imperio". National Geographic Historia. nº. 151. Barcelona, RBA Ediciones, 2012. pp. 58-67.

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domingo, 9 de junio de 2024

LA BATALLA DE MURSA(351). UNA INUTIL Y CRUEL CARNICERIA.

Un artículo de Federico Romero Díaz para Historia y Roma Antigua. 


La batalla de Mursa, librada entre los ejércitos del usurpador de origen franco Magnencio y el emperador de Oriente, Constancio II, el 28 de septiembre del 351, fue uno de los enfrentamientos más sangrientos y duros del siglo IV. Para comprender los eventos que llevaron a esta batalla, es esencial comprender la situación política del Imperio romano en esa primera mitad del siglo IV.

 Comitatenses romanos . Il. Pawel Kaczmarczyk

Muerto Constantino el Grande el 22 de mayo del 337, el imperio fue dividido entre sus tres hijos supervivientes, más Hanibaliano y Dalmacio. Su hijo Mayor Crispo había sido ejecutado con el consentimiento de su padre en el 326, víctima de una conspiración, probablemente urdida por su madrasta Fausta. 

Ejército romano en marcha siglo IV. Autor Gerry Embleton
Los herederos fueron Constantino II, Constancio II y Constante, Dalmacio y Hanibaliano. Esta división generó tensiones y conflictos internos. No estaba destinada a durar y en septiembre de ese mismo año Constancio II movió ficha. Fueron asesinados dos tíos de Constancio y seis de sus primos, incluyendo Hanibaliano y Dalmacio, gobernantes de Ponto y Mesia respectivamente, Julio Constancio, hermanastro de Constantino y padre de Juliano y Galo, y todos los miembros de su familia, además de sus principales partidarios.


Tras la matanza, se hizo necesario ponerse de acuerdo y los tres hermanos se reunieron en Sirmio para repartirse el Imperio. los tres se proclamaron augustos y Constancio recibió todas las provincias orientales, incluyendo Constantinopla, Tracia, Egipto y la Cirenaica en África; Constantino II recibió gran parte de Occidente (Britania, la Galia, Hispania y Mauritania) y Constante que en ese momento contaba tan solo con 13 años, bajo la supervisión de Constantino II, recibió Italia, África, Ilírico, Panonia, Macedonia y Acaya. En el 340 el joven Constante, disconforme con el reparto realizado a sus espaldas por sus hermanos mayores, tendió una emboscad a su hermano Constantino en Aquilea y lo ejecutó, pasando a administrar ahora todo el Imperio Occidental el solo. 

El gobierno de Constante en solitario duró hasta su asesinato en el 350 a manos de Magnencio, un general pagano, de origen germano-romano. Las fuentes nos trasmiten un sentimiento generalizado de rechazo por parte de la sociedad al gobierno de Constante. Al parecer se mostró extremadamente cruel y tiránico. Persiguió a los judíos, a los paganos y a los homosexuales, a pesar de ser acusado el mismo de serlo. el ejército, especialmente el estacionado en la Galia empezó a sentirse a disgusto con Constante. Prefería vivir en Italia o en Ilírico a la Galia y además favorecía descaradamente a un grupo de guerreros alanos a los que había contratado para su comitatus o comitiva. Cuando eres emperador enemistarte con diferentes sectores de la aristocracia, incluso del pueblo no es recomendable, pero hacerlo con el ejército es firmar tu sentencia de muerte.

La usurpación de Magnencio (350/353)

Flavio Magno Magnencio fue un general romano de origen germano-romano que nació alrededor del año 303 en Amiens, en la región de las Galias. Las fuentes nos dicen que Magnencio era de origen franco, posiblemente descendiente de una familia de laeti, colonos germanos asentados en el Imperio por los romanos. Su carrera militar fue rápida gracias a su carisma y a la confianza que la dinastía de Constantino puso en él. Antes del 350 había alcanzado el rango de comes rei militaris y comandaba las unidades palatinas de Iovani y Herculani. 

En 350, Magnencio aprovechó el descontento generalizado con el gobierno de Constante. El joven augusto era visto como un corrupto incompetente que no mostraba el respeto necesario por las tropas a su mando y que por lo tanto, no se merecía gobernar la mitad occidental del Imperio. El 18 de enero, durante una celebración en Augustodunum (actual Autun,, Francia), Magnencio fue proclamado emperador por sus tropas. Con una rapidez sorprendente fue reconocido por todas las provincias occidentales. Este golpe de estado fulgurante  culminó con el asesinato de Constante que abandonado por todos huyó hacia los Pirineos, siendo alcanzado por los jinetes de Magnencio en una aldea de la  región llamada Elena.

Double Centenionalis Magnentius

Magnencio era consciente de ser un usurpador y de cargar con la muerte de un hijo de Constantino sobre sus espaldas. Trató de buscar la legitimidad de su autoridad y de su gobierno mediante políticas populares además de buscar el apoyo de la aristocracia y el ejército romano. Sin embargo, su ascenso no fue aceptado por Constancio II, que no podía dejar pasar el asesinato de su hermano y el hecho de que había llegado al trono usurpándolo. Desde Oriente, se dispuso a acabar con él al considerándolo una amenaza directa a su autoridad.

La batalla de Mursa (351)

En vista de las enormes fuerzas que se iban a enfrentar en esta nueva guerra civil, ambos eran conscientes de que las perdidas, independientemente de quien obtuviera la victoria, serían inmensas y que eso no beneficiaba al Imperio, sino todo lo contrario. Constancio II ofreció confirmar los derechos de Magnencio sobre las regiones occidentales del Imperio, pero reclamó en contrapartida el gobierno de Italia y África. Magnencio, pensando que tenía una mejor posición estratégica que su enemigo rechazó la oferta.

Catafractas romanos mediados siglo IV. Autor de la izquierda Velimir Vuksic y de la derecha Igor Dzis. ( Fuente ArreCaballo.es)

La lucha se dilucidó en la conocida como Batalla de Mursa, librada el 28 de septiembre del 351. Era una ciudad estratégica en la provincia de Panonia. Las fuerzas de Constancio II y Magnencio se encontraron a orillas del río Drava. El ejército del primero estaba compuesto por tropas orientales y destacamentos de caballería pesada catafracta, mientras que Magnencio contaba con la lealtad de muchas legiones occidentales y tropas auxiliares germanas.

Legión tardorromana por Giuseppe Rava

Justo antes de producirse la confrontación entre los dos ejércitos el tribuno Silvano, comandante de una unidad de elite de caballería de Magnencio, leal como su padre un antiguo general de Constantino, a la memoria del gran emperador se pasó, junto a  la totalidad de su unidad, a las filas de Constancio, lo que propinó un duro golpe a la moral de Magnencio que tuvo que soportar como una parte importante de su caballería le abandonaba en un momento clave.

Catafractos romanos cargan contra el enemigo. Il. Igor Dzis

El enfrentamiento fue feroz y sangriento, con miles de soldados cayendo en ambos bandos. Magnencio trató de tender una emboscada al ejército de Constancio antes de que estuviera desplegado en el campo de batalla. Pero su táctica fue descubierta y las tropas lograron replegarse a tiempo. La emboscada fallida fue un desastre para sus propios hombres, que fueron masacrados por los tribunos de Constancio Scudilo y Manadus. También jugó en contra del usurpador el hecho de que parte de su ejército se encontraba disperso en los sitios de Sirmio y Mursa. La caballería de Constancio II fue crucial en el desarrollo de la batalla, logró penetrar las defensas de Magnencio, causando desorganización y pánico. La lucha fue cruel e inmisericorde. Constancio se refugió a rezar por la victoria en una capilla junto al obispo Valente Finalmente, las fuerzas de Magnencio se desmoronaron y él se vio obligado a retirarse. 

Muerte de Magnencio y Consecuencias de su usurpación.

La batalla de Mursa tuvo consecuencias devastadoras tanto para los vencedores como para los vencidos. Aunque Constancio II emergió como el vencedor, la victoria fue pírrica debido a las enormes pérdidas sufridas por su ejército.

Las fuentes se lamentan de la gran mortandad del enfrentamiento: Eutropio argumenta que esos efectivos podrían haberse empleado en cualquier guerra contra los bárbaros, Orosio dice que las pérdidas de efectivos se acusaron mucho tiempo después (Orosio., Historia contra los paganos, VII, 29, 12). Zonaras da unas cifras muy elevadas de caídos, 30.000 en el bando de Constancio II, 24.000 en el de Magnencio. Zósimo nombra a varios de los comandantes que ese día se  cubrieron de gloria y a otros caídos en el combate en el bando de Constancio II como Arcadio o Menelao, tribuno de los sagittari Armenii, capaz de disparar tres flechas a la vez y con ellas alcanzar a tres objetivos distintos. Magnencio perdió a Marcelino su magister officiorum en combate.  Se estima que murieron alrededor de 30,000 soldados, un número significativo que debilitó considerablemente el poder militar romano.

 Entre 1/3 y ¼ de los reclutas se instruían con arcos. maestro de armas o campidocto con reclutas que llevan un gorro panonio de cuero que debían llevar siempre para acostumbrarse al casco. Autor Gerry Embleton ( Fuente Arre caballo.es)


Para Magnencio, la derrota en Mursa fue el inicio de su declive. Tras el desastre, trató de reorganizar sus fuerzas, pero el golpe a su legitimidad y poder fue demasiado fuerte. No debemos olvidar que todo emperador recién elevado al trono y mucho más si era un usurpador carente de legitimidad dinástica, se consolidaba en el trono gracias a las victorias en el campo de batalla. Si no era capaz de demostrar su capacidad militar sus días estaban contados y ese fue el caso de Magnencio.

Finalmente, en 353, Magnencio fue derrotado nuevamente por Constancio II en la batalla de Mons Seleucus, en territorio alpino, y viendo que su situación era desesperada, se suicidó para evitar ser capturado. Se suicidó en Lyon en el 353 y Decencio (probablemente su hermano) hizo lo mismo, poco después en Sens.


Con la muerte de Magnencio, Constancio II se convirtió en el indiscutible señor de todo el Imperio. Amiano Marcelino nos cuenta que Constancio II que pretendía reconciliarse con la aristocracia italiana, se mostró generoso perdonando a los seguidores de su enemigo.

La victoria de Constancio II consolidó su control sobre todo el Imperio Romano, al menos temporalmente. Sin embargo, el costo de la guerra civil debilitó el Imperio, haciéndolo más vulnerable a las amenazas externas, particularmente de las tribus germánicas y los persas sasánidas. Además, la guerra civil dejó una herida profunda en la estructura interna del Imperio, exacerbando las divisiones y tensiones entre Oriente y Occidente que seguirían afectando a Roma en las décadas siguientes.

La batalla de Mursa, junto con la batalla de Adrianópolis en el 378 y la del río Frígido en el 394 supusieron una inmensa pérdida de soldados romanos que las legiones difícilmente pudieron volver a reponer. La escasez de efectivos convirtió a los emperadores futuros en gobernantes mucho mes prudentes que trataban de no exponer sus tropas en grandes combates abiertos en los que se podrían sufrir numerosas bajas en caso de derrota. Optaron por estrategias diferentes como sitiar al enemigo, reducirles al hambre por falta de suministros, etc. Aunque Constancio II logró eliminar a su rival, el precio de la victoria dejó profundas cicatrices en el Imperio, afectando su estabilidad, capacidad de respuesta y fortaleza en las décadas futuras.

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