Escrito por Federico Romero Díaz
La relación entre perros y humanos es muy antigua y obedeció a un interés mutuo. Siempre hicimos un buen equipo en el cada parte conocía a la perfección la función que le correspondía: en la caza los perros estaban encargados de cansar a las presas y acorralarlas. A cambio el ser humano se encargaba de matar y de dejar una parte del alimento obtenido a los canes.
El origen del perro esta en el cannis lupus o lobo, que acabará derivando en nuestras distintas razas de perros. Debido a los a los cruces selectivos que el ser humano irá haciendo a lo largo de la historia irán surgiendo las diferentes razas que hoy conocemos. Ese es el origen de las razas de perros, creadas para ser usadas para fines concretos como la caza, la guerra, la compañía, la vigilancia, etc
En este artículo nos centraremos en el perro de combate en la Antigüedad.
Legionario romano con un cane corso |
ANTECEDENTES MITOLÓGICOS
Para analizar el origen de la relación entre perro y ser humano debemos remontarnos a los relatos mitológicos. Según Homero, Vulcano fabricó un perro forjado en bronce para regalárselo a Zeus, que a su vez lo regaló a Europa para obtener sus favores.
Acteón sorprende a Artemisa bañándose desnuda y es castigado. Se le convierte en ciervo y es devorado por sus propios perros. Ares con sus perros voraces y carniceros siembra la destrucción y la muerte. Homero nos cuenta como Ulises tenía un perro llamado Argos que esperó 20 años la vuelta de su amo. Tras su llegada el animal, muy viejo ya, murió de alegría al verlo de nuevo.
ASIRIA Y GRECIA
La mayor parte de las grandes civilizaciones los usaron para vigilar y combatir. Por ejemplo el rey ilirio Aliates atacó a los cimerios en el siglo VII a. C usando una gran manada de perros de combate. La ciudad de Éfeso se enfrentó a la de Magnesia usando una caballería en la que cada jinete iba acompañado de un perro encargado de desorganizar las formaciones enemigas.
En Grecia son muchos los testimonios de la buena relación entre perros y seres humanos: sabemos que Alcibíades compró un cachorro por una cantidad enorme de dinero y que la mujer de Sócrates, la famosa Jantipa, hizo inhumar a su perro en un promontorio, junto al mar.
En esta época es cuando aparece el moloso. Se trata de un can diseñado para la guerra con un hocico corto y un cuello poderoso, como sus mandíbulas.Su nombre deriva de su zona de origen en el épiro. Hay autores que defienden que fueron introducidos allí por Alejandro MAgno que tenía su perro de combate llamado según unos Periles y según otros Peritas. En Persia estos animales aparecen frecuentemente representados en los reieves del palacio de Asurbanipal en Ninive. Los persas de Jerjes durante las guerras médicas trajeron perros de combate para tratar de desorganizar las compactas formaciones de hoplitas griegos.
ROMA
Los romanos, con su espíritu práctico, no dejaron pasar la oportunidad de aprovechar las cualidades de estos animales y usaron no solo como vigilantes de sus rebaños, almacenes y casas sino como animales de combate en sus legiones en unidades que podían alcanzar los 80 individuos. Los canes podían llevar complementos de defensa como cotas de malla y también ofensivos como collares de pinchos. Eran perros enormes que en algunos casos sobrepasaban los 80 kilos y eran perfectos para contrarrestar las acciones de guerrilla contra las legiones. De entre las anécdotas más conocidas destaca la que nos refiere Plutarco: 50 perros y una exigua guarnición defendían la ciudadela de Corinto. Los soldados aprovechando la festividad de Afrodita se emborracharon, cosa que aprovecharon los enemigos para tomar posición y matar a todos los perros. Solo uno consiguió escapar y avisar a los ciudadanos de Corinto que alertados por los ladridos del can enviaron refuerzos al fuerte y lo recuperaron, salvando a la guarnición. El Senado decidió otorgar al anima un collar de plata grabando en él, el título de "Salvator".Sabemos que Marco Pomponio Mato hacia el 231 a.C. sofocó una revuelta en Cerdeña y utilizó a los perros para dar caza a los rebeldes, refugiados en lugares de difícil acceso.
Marco Terencio Varrón nos describe como debe ser un moloso:
" debe tener una cabeza grande, orejas caídas, los hombros y el cuello gruesos, patas anchas, un ladrido profundo y ser de color blanco con el fin de reconocerlo más fácilmente en la oscuridad(....) debe llevar un collar de cuero tachonado de clavos para proteger el cuello"
Los romanos también se vieron obligados a luchar contra ellos. El cónsul Fabius se vio atacado por una enorme jauría de perros lanzados por el rey de los avernos Bituito en el 120 a.C.; Julio Cesar en el 55 a.C, cuando invadió Britania debió enfrentarse también a los mastines ingleses cuya ferocidad le produjo admiración.
Dada la ferocidad que estos perros podían demostrar, los romanos también los utilizaron en la arena de los anfiteatros, en ejecuciones, combates contra otras bestias, etc. Al parecer la idea se le ocurrió al emperador Claudio, que al comprobar su bravura en el campo de batalla durante la conquista de Britania decidió enviar algunos a Roma para que allí fueran empleados en los espectáculos públicos para ejecutar a condenados o luchar contra otras fieras.